Cientos de nigraneses dieron ayer su último adiós al Carnaval más tardío en el Enterro do Kiko, que regresó a la calle tras suspenderse el año pasado. Como antes de la pandemia, la comitiva, encabezada por la colorida ave sobre un carro de bueyes tradicional, partió de la Praza do Concello hacia el “torreiro” de Parada, donde se leyó el divertido testamento previo a la quema y se celebró una verbena. Un desfile que nació hace décadas en la parroquia donde finaliza como alternativa a los entierros de la sardina y que el Concello acerca al centro urbano desde hace cinco años para llevar la fiesta a todos los vecinos.