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Usuarios en la piscina municipal de A Guarda.

La concesionaria de la piscina de A Guarda pide una indemnización para no cerrar

El temor a posibles contagios ha llevado a muchas personas a darse de baja de actividades que hacían normalmente. De ello dan fe los gimnasios y las piscinas, que por lo general han sufrido caídas importantes en cuanto a abonados. La piscina municipal de A Guarda no se ha salvado de ello, tras su reapertura en junio del año pasado tras el confinamiento. Hasta ahora se ha registrado una caída de abonados del 40%. Mientras antas había más de quinientas personas anotadas, ahora apenas hay 320. Los usuarios que acuden a cursos impartidos en las instalaciones además han caído en torno a un 50%.

Todo ello, apunta Pedro Iglesias, el gerente de Transgalaica (empresa concesionaria de la piscina guardesa), está provocando pérdidas de unos seis mil euros mensuales.En concreto, a lo largo del 2020 el déficit fue de unos 49.500 euros. “La situación es insostenible”, afirma Iglesias. Por eso, amparándose en la ley de contratos, han reclamado al Concello esa cantidad de dinero como compensación por las pérdidas derivadas de la pandemia. “Lo que ha sucedido es una causa de fuerza mayor, y está prevista en la ley. Necesitamos que nos compensen el desequilibro económico que estamos sufriendo porque este mes podremos pagar las nóminas de los empleados, pero el próximo no lo sabemos”, afirma el empresario. Esta precaria situación, según explica la empresa concesionaria del servicio, podría abocar al cierre de la piscina municipal si continúa la sangría económica.

Pero esperan la respuesta inmediata del Concello. El alcalde, Antonio Lomba, asegura que el objetivo de su gobierno local es evitar a toda costa el cierre de las instalaciones. Pero para poder indemnizar a la empresa, se le ha requerido a Transgalaica la documentación que justifique documentalmente esa necesidad de equilibrar sus cuentas por las pérdidas económicas, y se le abonará lo que esté justificado de forma adecuada. “Conforme a la documentación que nos entregue haremos el requerimiento ante esa reclamación de reequilibrio económico”, afirma Lomba.

La caída de abonados no se debe únicamente al temor al contagio, sino también por ejemplo la obligatoriedad de utilizar mascarilla en las máquinas del gimnasio. Todo ello se agravó con el cierre perimetral del municipio durante el último período de restricciones fuertes, ya que muchos de los abonados de la piscina de A Guarda proceden de otras localidades cercanas como Oia y O Rosal. “No podemos esperar más, necesitamos cuanto antes la respuesta del Concello”, concluye la concesionaria, que emplea a diez trabajadores en estas instalaciones deportivas y que el año pasado tuvo que pedir un préstamo ICO para poder afrontar las pérdidas derivadas de la pandemia.

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