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Un futuro para la diversidad funcional | D.P.

Un futuro para la diversidad funcional

Elena Otero no puede evitar emocionarse cuando habla del proyecto “Fogares Sanxe”, la cooperativa residencial que la Asociación San Xerome Emiliani planea construir en el antiguo colegio Carmelitas de A Guarda. Un hogar del que serán copropietarias personas con diversidad funcional del Baixo Miño, y en el que su hijo Fabio podrá emanciparse con toda la atención que necesita a su alcance. “Esto para nosotros es un alivio muy grande”, comenta Elena que, a sus 62 años, coincide con otras familias al decir que “lo mejor que nos pudo pasar es el San Xerome”.

Fabio, de Goián (Tomiño), es uno de los 120 usuarios del Centro San Xerome. A sus 41 años, lleva media vida acudiendo al centro y desde entonces “el cambio (para bien) fue tremendo”, dice su madre. En cuanto su hijo llegó a San Xerome, Elena se hizo miembro de la directiva, por eso está doblemente ilusionada por la puesta en marcha de un proyecto “en el que llevamos pensando muchos años”. “Esto no lo para nadie”, vaticina, tranquila por saber que la asociación está al frente de esta iniciativa pionera. “Todos los proyectos que se empiezan en San Xerome, se acaban, y este no va a ser la excepción”, anuncia.

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En este sentido, hace un llamamiento a todas las administraciones, locales, provinciales, autonómicas y europeas, para que apoyen económicamente esta cooperativa residencial que será el descanso de muchas familias en la comarca. “Nos trae mucha paz saber que, en el día de mañana, cuando faltemos, Fabio estará en un sitio como este”, indica Elena, consciente de que “puede resultar una carga muy grande para los hermanos”. “Siempre nos preocupó eso y mis otros hijos siempre me dicen que puedo estar tranquila, que Fabio podrá contar con ellos, pero yo no les quiero dejar esta responsabilidad”, cuenta Elena.

Los otros hijos

En la misma situación está Rafaela, madre de Lucía, otra de las usuarias del centro. “Es una tranquilidad y un paso adelante enorme para las personas con diversidad funcional”, valora Rafaela, que, con 75 años, no quiere condicionar la vida de sus otros hijos, pues Lucía necesita muchos cuidados.

Lucía lleva en San Xerome desde los 5 años, y ya tiene 38. “Su vida es el cole, es lo que le hace feliz”, por lo que, si el proyecto de “Fogares Sanxe” se convierte en una realidad, “va a estar con sus amigos, su gente, y yo me quedaré tranquila”, cuenta Rafaela, de A Guarda.

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La labor de la Asociación San Xerome Emiliani llega también hasta Tui, donde se encuentra la familia de Celia López, una de las usuarias que además participa en un curso de formación dual en el Centro San Xerome. Es otro ejemplo de posible beneficiaria de Fogares Sanxe, donde podría llevar una vida totalmente independiente. “Veo posibilidades de futuro para Celia y es un deshago cuando el día de mañana falte”, cuenta Enrique, su padre.

“Lo primero que hicimos fue hablarlo con ella y está encantada. Aunque somos una familia muy unida, también le gustaría tener su independencia”, cuenta Enrique, haciendo hincapié en la necesidad de que sus dos hijas, Celia de 27 y Paula de 23 años, tengan las mismas oportunidades, independientemente de las capacidades de cada una.

Derechos

“Las personas con capacidades distintas tienen los mismos derechos que tenemos los demás, derecho a voto, a disfrutar de la vida o a tener relaciones sexuales. El hecho de que Celia o cualquier otra persona pueda tener una vida independiente es fundamental. En eso San Xerome nos apoya mucho”, comenta Enrique, agradeciendo la labor de colectivos que luchan por normalizar la diversidad funcional. “Queda mucho por hacer, pero también se ha evolucionado mucho”, reflexiona.

En la misma línea se manifiesta Feliciano Valcárcel, gerente de la Asociación San Xerome, que habla del “derecho de las familias a poder morirse tranquilas” y del “derecho a la emancipación; que es un derecho de todos”. “Todos en algún momento necesitamos irnos de casa, hacernos mayores, y nuestros chicos también, quieren decidir sobre su propia vida”, explica Valcárcel.

La donación del antiguo colegio Carmelitas ha permitido empezar a soñar con la posibilidad de que esas palabras se conviertan en realidad y que, en unos años, el edificio albergue un complejo de 30 apartamentos con capacidad para 60 personas con diversidad funcional del Baixo Miño. “En el centro del pueblo, porque nuestros chicos quieren hacer vida con la gente, ir una cafetería, a una discoteca o hacer la compra”, comenta el gerente de la Asociación San Xerome. “Lo mejor que tiene A Guarda”, según las familias usuarias.

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