El Centro de Interpretación de la Batalla de Rande (Meirande), consolidado en los últimos años como uno de los referentes turísticos de Redondela, no se mantiene ajeno al impacto que está teniendo la pandemia en el ámbito cultural. Aunque el recinto solo mantuvo cerradas sus puertas durante los dos meses de confinamiento, el número de visitantes ha registrado una importante caída. Una situación agravada durante noviembre con el cierre perimetral de Vigo y su área. En comparación con las estadísticas del pasado año, las personas que acudieron a conocer estas instalaciones bajaron más del 70%. Y eso teniendo en cuenta que 2019 fue de los peores en cuanto a afluencia de público, con 11.406 visitantes en total, ya que estuvo cerrado los meses de noviembre y diciembre.

Según los datos ofrecidos desde la Concejalía de Cultura y Turismo, este año el museo Meirande había registrado hasta el mes de octubre –incluido– un total de 3.212 visitas, una cifra que sería fácilmente superable en un solo mes durante la temporada estival, la de mayor afluencia al centro. No obstante, en verano solía superar los 7.000 turistas que acudían a estas instalaciones, tanto por tierra como por mar, para interesarse por el célebre combate naval librado en 1702 entre las escuadras de las coaliciones anglo-holandesa e hispano-francesa, en el contexto de la Guerra de Sucesión Española.

Además de la evidente caída del turismo, la reducción del aforo en los recorridos guiados y la anulación de las visitas de escolares, que mantenían el alza en los meses de menos afluencia, explican el fuerte descenso de los visitantes. “Las visitas guiadas antes se hacían para 50 personas, luego se rebajó al 50%, por lo que nos obligaba a dividir los grupos en dos de 25 y acortar el tiempo, pero con las últimas restricciones solo podían ser cuatro personas”, explica la guía del museo, Patricia Mata. También se ha resentido por la caída de los barcos de las excursiones por la ría y San Simón, que hacían parada en el museo.

También el perfil del visitante ha cambiado debido a todas las limitaciones. “Antes había mucha afluencia entre semana de grupos de escolares y colectivos culturales que ahora se ha perdido por la pandemia, pero al contrario, también hemos notado este año un incremento del público familiar, y también de gente de municipios cercanos, e incluso de redondelanos que nunca habían venido y ahora, con tanta restricción de movilidad, se animan a redescubrir su entorno más próximo”, indica Mata.

Esto ha conseguido amortiguar el desplome de visitantes, sobre todo en los meses de verano, como agosto, en el que se alcanzaron las 969 personas, frente a las 1.400 del mismo mes del pasado año, o en octubre, el mes en el que se celebran los actos conmemorativos de la batalla, con 685 visitantes comparados con los 1.008 del año anterior.