Por fin, tras dos años y medio, los propietarios de segundas residencias en A Torre, el barrio de la parroquia tudense de Paramos que un polvorín ilegal hizo saltar por los aires el 23 de mayo de 2018, han podido iniciar los trámites para reconstruir las viviendas. “Por fin el Concello ha empezado a abonar el adelanto de las ayudas municipales, por lo que la gente ya sabe con cuando dinero cuenta para volver a levantar sus casas”, explica Salvador García, presidente de la Asociación Afectados de Paramos-Guillarei.

Los dueños que tenían una segunda propiedad en la “zona cero” de la explosión que conmocionó la comarca del Baixo Miño y alrededores solo recibieron 49.000 euros de la Xunta y 15.000 euros del Gobierno central para restituir lo que era suyo. Ambas ayudas sumaban 64.000 euros, una cantidad insuficiente para levantar una casa desde cero. Las reivindicaciones del colectivo afectado no consiguieron que ambas administraciones ampliasen la subvención, por lo que fue el Concello de Tui el que tuvo que salir en su rescate destinando 857.000 euros del Fondo de Emergencia para Paramos, de un total de un millón de euros, al reparto de subvenciones para la reconstrucción de viviendas. Un alivio para las familias que tenían su segunda casa en A Torre.

El Concello empieza ahora a abonar un adelanto de esas ayudas, por lo que cuatro propietarios ya han empezado a tramitar su reconstrucción con la solicitud de licencias de obra mayor.

La Asociación de Afectados se congratula porque, poco a poco, y tras mucho pelear, el barrio calcinado por una explosión pirotécnica en un almacén clandestino está recobrando su particular “nueva normalidad”. Una “nueva normalidad” en la que siempre faltará el matrimonio Hailas, las dos únicas víctimas mortales de la catástrofe, que dejó a dos menores huérfanos.

Otro asunto pendiente es la reconstrucción de los equipamientos públicos que la Diputación financia a través del Plan Deporemse. Las obras se retrasaron, en parte, por su paralización durante el estado de alarma, pero ya están a punto de concluir. La Asociación comprende la tardanza, pero cree que el proyecto es mejorable. “Las cunetas están sin hormigonar, el alcantarillado se atascó con las primeras lluvias, no se dejaron tomas de agua para bomberos y la pavimentación es una chapuza”, comenta el presidente de los afectados, apuntando que “tenemos toda la gama de grises en A Torre, parecen remiendos”. “He solicitado en varias ocasiones en el Concello el proyecto para ver si se ha cumplido, pero no me lo entregan”, lamenta.