Antes de la pandemia había una plaga y aunque el coronavirus lo ha dejado todo en un segundo plano, la lucha contra la velutina debe continuar. Covid-19 y avispa asiática son dos amenazas para el ser humano, tanto a corto como a largo plazo. Los efectos del Covid-19 van conociéndose a medida que pasan los meses y sobre el insecto llegado de oriente se sabe que su picadura puede ser muy peligrosa para los alérgicos y que destruye colmenas enteras de abejas, de las que depende el futuro de la especie humana, según numerosos estudios científicos. Rosendo González, Ángel Expósito y Manuel Mouriño Caridad lo tienen clarísimo y por eso dedican sus esfuerzos y tiempo libre a retirar de formar desinteresada los nidos de la invasora que llegó al Val Miñor en 2012 para quedarse. Los tres son apicultores y desde hace cinco años colaboran desinteresadamente en Gondomar en esta tarea cuyas competencias corresponden a la Xunta.

La demora de los servicios autonómicos en la respuesta a las llamadas de los ciudadanos los llevó en su momento a dar el paso de acudir, como expertos en la materia, en ayuda de sus vecinos. El Concello les agradece el trabajo y, tras dotarlos en 2015 de una pértiga para llegar a los nidos más altos, acaba de entregarles tres trajes especializados, guantes y material específico para garantizar su seguridad en cada intervención.

El alcalde, Francisco Ferreira, les hizo entrega de los equipos de protección, acompañado del edil de Seguridad, José Manuel Chamorro, y del concejal de Medio Ambiente, Brais Misa, quien insiste a los vecinos de que deben llamar inicialmente al 012, el teléfono que el Ejecutivo gallego pone a su disposición, para solicitar la retirada de los nidos que localicen en su entorno.

El protocolo establecido, explica el dirigente municipal, indica que cada petición debe recibir respuesta en un máximo de cinco días hábiles, aunque el plazo puede prolongarse cuando concurran circunstancias especiales como que los nidos se encuentren en lugares inaccesibles o a más de 25 metros de altura.

Misa insiste en que únicamente deben recurrir al Concello cuando la empresa contratada por la Xunta para llevarse los nidos, Seaga, no los atienda. Su departamento ha elaborado un modelo de solicitud para esos casos, que puede cumplimentarse en el registro municipal o a través de la web oficial. Esos datos permiten elaborar un fichero de control de los nidos retirados por parte del Concello.

Cada vez son más las demandas de estos servicios que se cursan en dependencias municipales. En 2019 se retiraron por esta vía un total de 178 nidos y en lo que va de 2020 son 100 los eliminados, "pudiendo aumentar la cantidad al ser el período comprendido entre mayo y octubre el de mayor actividad en la especie", argumenta el edil. Máxime cuando, a raíz de la pandemia, el Concello no repartió las trampas homologadas para realizar prevención de la reproducción de esta especie "que supone un riesgo para la biodiversidad, pues afecta directamente a la producción apícola y frutícola al estar su dieta formada por abejas y fruta", agrega Misa.