La actual crisis sanitaria está obligando a muchos trabajadores a reinventarse, aunque a algunos los coge en una mejor posición que a otros. A Flora Porto, una vendedora ambulante de Ponteareas, la pilla con 64 años y sin apenas conocimientos sobre las redes sociales, plataforma que está ayudando a muchos sectores a mantener el contacto con el cliente y rascar algún ingreso durante el cierre de sus negocios. También a Flora le ha servido para dar salida a una tercera parte de las verduras y hortalizas que cultiva en su casa de la parroquia de Areas y que, antes de la irrupción del coronavirus, vendía en los mercadillos de Salceda, Ponteareas, Porriño y Mondariz. Y todo gracias a un anuncio que colgaron sus hijos en Facebook a mediados de abril.

El anuncio iba acompañado de varias fotos en las que se podía ver cómo sus invernaderos estaban a reventar luego de varias semanas sin poder despachar el género en las ferias. "Es mi trabajo, soy autónoma y también tengo que pagar el IVA y la cuota", dice Flora, que pertenece al colectivo de "vendedoras da Carreira", una veintena de mujeres que comercializan los productos agrícolas de la huerta tradicional de la villa del Tea y que han estado nueve semanas sin poder montar sus puestos. Algunas pudieron volver ayer al tradicional mercadillo de Ponteareas, aunque la autorización llegó al Concello a última hora de la tarde del viernes, cogiendo a la mayoría desprevenidas.

A muchas se les ha estropeado el género en estos dos meses de parón. En el caso de Flora, gracias a la difusión de sus productos en las redes sociales, solo ha tenido que tirar parte de la producción de tomates. Por el contrario, "el repollo ha tenido buena salida" y, aunque "en estos momentos no se puede pensar en sacar beneficios, al menos podré cubrir gastos", explica. "El aplazamiento de la cuota de autónomo no sirve de nada si no obtenemos ingresos", lamenta.

El salto de sus verduras a Facebook ha diversificado el perfil de su clientela: "ahora son sobre todo gente joven", indica. El reparto lo hace a domicilio y ya ha distribuido sus pimientos, cebollas y lechugas por A Cañiza, Vigo, Covelo y Salceda, además de Ponteareas, donde tiene clientes fijos. "Recibí llamadas hasta de A Coruña", comenta, atribuyendo dicha circunstancia a que una de sus hijas vive en la ciudad herculina. "Rechazo los pedidos que vienen de lejos porque tengo una furgoneta vintage que no aguantaría el camino", explica.

Pese a todo, el volumen de ventas no se aproxima, ni de lejos, al de los mercados. "No veo bien que los agros puedan abrir y nosotras tengamos la mercancía para tirar", denuncia esta "vendedora da Carreira", ensalzando la calidad de sus productos y mostrando su agradecimiento a la gente que confía en ella para teñir de verde su mesa. No sabe cuando va a poder volver a montar su puesto en todas las ferias que regentaba con normalidad, pero lo que sí sabe es que, cuando pase todo esto, seguirá cuidando a su nueva clientela. "Si me llaman los seguiré atendiendo", adelanta.