El confinamiento en Oia no solo es más llevadero porque la práctica totalidad de sus tres mil vecinos residen en viviendas unifamiliares con terreno para estar al aire libre cuando lo deseen, sino también más fácil de cumplir a rajatabla porque ninguno de ellos tiene por qué abandonar el hogar si no es por las obligaciones laborales. Ni siquiera para hacer la compra ni los recados más básicos. El Concello acaba de sumar a su catálogo de servicios el de reparto de víveres y productos farmacéuticos y de primera necesidad. Es gratuito y abierto a todos los oienses, sean cuales sean sus circunstancias.

La concejala de Felicidade, Veciñanza, Cultura e Servizos Sociais, Carmen María Estévez, y el edil de Medio Ambiente e Persoal, José Manuel Rodríguez, se encargan, junto con la asistenta social municipal, Ana Rial, de comprar personalmente los productos que les solicitan los ciudadanos en las tiendas locales y de llevárselos a casa en sus propios coches o de hacérselos llegar en taxi. Los usuarios solo tienen que pagar la compra. El reparto corre por cuenta de las arcas municipales.

El bienestar de los vecinos en el primer y único ayuntamiento de España con Concejalía de la Felicidad es "primordial", según reitera la alcaldesa, Cristina Correa. En plena pandemia, el departamento municipal que ocupó informativos en todo el país hace casi un año se centra en protegerlos del contagio y procurarles un confinamiento "lo más cómodo posible". Por eso el gobierno municipal decidió ofrecer este nuevo servicio a domicilio. En los 83 kilómetros cuadrados de Oia solo hay sitio por el momento para el pequeño comercio de alimentación: con ultramarinos y fruta. El pescado llega en furgoneta de reparto a las parroquias altas y para adquirir carne fresca hay que salir del municipio.

Ir al supermercado para los oienses supone hacer un viaje de varios kilómetros -ya que los más próximos están en las localidades de vecinas Baiona, O Rosal o A Guarda-, además de exponerse al contacto con otras personas. Eso es lo que preocupa a la regidora. Lo que queremos es que los vecinos salgan lo menos posible y evitarles sobre todo, ir a sitios de riesgo", explica.

45 pedidos, uno al día

Ser un municipio eminentemente rural y "pequeño" en cuanto a población permite a la Administración municipal asumir los costes del sistema de reparto, ya que el único gasto que genera es el de los viajes del taxi que se contrata cuando nadie en el Concello puede hacerlos. El equipo municipal de "telecompras" ha gestionado ya 45 pedidos, uno al día durante el estado de alarma, y los ediles y la asistenta social han convertido estos recados en sus tareas habituales en tiempo de coronavirus.

El servicio no solo ayuda a los vecinos a permanecer a salvo del contagio en casa, sino también al comercio local, ya que todos los pedidos se realizan en establecimientos del municipio, destaca Correa.

Rebasada ya literalmente la cuarentena y con la mente puesta en el desconfinamiento, el gobierno de Oia no descarta mantener este servicio "durante un tiempo". "El riesgo de contagio no dejará de existir de un día para otro y si podemos evitar que nuestros vecinos se expongan seguiremos haciéndolo, recalca la regidora, que anima a toda la población a llamar al 986362125 para pedir sus compras y para solicitar ayuda de cualquier tipo. El servicio también ha repartido mascarillas y acercado al médico a quien no tenía forma de desplazarse.