El taller de empleo sobre hostelería organizado de manera conjunta por los concellos de Soutomaior y Pazos de Borbén inició ayer su labor como comedor social, una de las actividades que esta iniciativa impulsa en beneficio de los vecinos de ambos municipios. En total participaron 47 personas inscritas a través de los servicios sociales municipales y de Cáritas de Arcade.

Los alumnos del obradoiro prepararon un menú para la ocasión compuesto por una ración de empanada de bonito y xoubas, lentejas al curry y mejillones en vinagreta como entrantes, pollo al chilindrón con arroz y champiñones, y como postre tarta de requesón con frutos rojos.

El comedor social impulsado por el taller de empleo surgió como una manera de aprovechar los alimentos que los estudiantes del ciclo preparan como parte de su aprendizaje. Así, los alumnos de la sección de cocina pueden practicar realizando estos menús y sus compañeros de la especialidad de restaurante lo hacen atendiendo y sirviendo a los comensales invitados.

La primera sesión de esta iniciativa contó con la asistencia de los técnicos de los servicios sociales municipales y un representante de Cáritas de Arcade que participaron para comprobar el éxito del proyecto y su aceptación por parte de los asistentes. El comedor social continuará durante los nueve meses que dura el curso y se repetirá periódicamente para maximizar sus beneficios entre la población.

El alcalde de Soutomaior, Agustín Reguera, explicó que esta es una de las múltiples iniciativas beneficiosas que se llevan a cabo en este taller de empleo y que, sumadas a su gran efectividad para incorporar alumnos al mercado profesional, dan muestra de su gran valía para el municipio. "Este taller no solo mejor en gran medida la empleabilidad de los alumnos, sino que también fomentamos el consumo de productos locales, nuestras fiestas gastronómicas y buenos hábitos alimenticios entre los escolares del municipio", indicó Reguera.

Por su parte, el regidor de Pazos de Borbén, Andrés Iglesias, destacó esta iniciativa como un "gesto de responsabilidad social ya que evita que se desperdicie mucha comida y permite darle el mejor fin posible, hacerla llegar a los vecinos con dificultades", concluyó.