La intervención afecta también a la ribera del Miñor, donde se renovará el muro y se colocará iluminación baja, recalcó el alcalde, para embellecer el entorno. En esta línea, el gobierno municipal ha puesto en marcha de forma paralela otro proyecto que acumula también dos años de retraso por los permisos de Augas de Galicia: la pasarela de madera que comunicará este verano el centro urbano con la circunvalación y con la parcela del polémico bombeo de As Garzas, que generará un golpe millonario al Concello en forma de indemnización a la Xunta por paralizar las obras tras perder el pleito ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

Mientras no se materialice la reclamación del Gobierno gallego ni comience la instalación de la estación de impulsión que Augas de Galicia prevé retomar, Ferreira mantiene su intención de habilitar allí un parque biosaludable con zona de adiestramiento para perros, desde la que partirá también, asegura, un futuro paseo fluvial hacia A Ramallosa.

Los recurrentes socavones que las crecidas del río Miñor dejan cada invierno en el aparcamiento del entorno de la plaza de abastos de Gondomar, en pleno centro urbano, serán historia en cuestión de un mes. El Concello ha puesto en marcha la renovación del espacio para evitar arrastres de tierra, ampliar el número de plazas de parking, pero también para hacerlo más amable para los viandantes con zonas ajardinadas y bancos. El proyecto, cuya inversión ronda los 84.000 euros, llega con dos años de retraso por los trámites que el gobierno municipal se vio obligado a seguir ante Augas de Galicia, al encontrarse la zona en la ribera del cauce, explica el alcalde, Francisco Ferreira.

Se trata de una subvención que la Diputación concedió al Ayuntamiento en 2017, pero la burocracia autonómica, insiste el regidor, ha aplazado los trabajos iniciados hasta hace una semana.

Aquellos enormes baches en los que algunos ocurrentes internautas situaban al monstruo del lago Ness en las redes sociales el pasado invierno quedarán completamente cubiertos en un mes, período que durarán los trabajos, explicó la concejala de Vías e Obras, Iria Lamas. Y es que el pavimento ya no será de tierra, fácilmente arrastrable por las corrientes de agua, sino de losetas de hormigón prefabricado, similares a las colocadas en la senda para peatones y bicicletas hacia A Ramallosa, "que soportan perfectamente el paso del agua", indicó la edil.

El parking contaba hasta ahora con capacidad para una treintena de vehículos y ahora cabrán una decena más. Para habilitar el espacio, los operarios retiran de la zona un viejo transformador de corriente y los antiguos contenedores subterráneos de basura, que dejaron de utilizarse hace años precisamente por los problemas que generaba vaciarlos tras las avenidas del río