Los andamios han invadido ya la nave central de la iglesia parroquial de Santa María de Baiona, antigua colegiata, y un enorme plástico negro cubre el retablo mayor. La primera restauración integral del templo en el último medio siglo ha arrancado y lo mantendrá cerrado al público durante ocho meses, hasta finales de año. La Consellería de Cultura e Turismo ha puesto en marcha las obras que acabarán con las goteras y la carcoma que llevan décadas dañando la techumbre con una inversión que supera los 500.000 euros. Los trabajos comienzan por la sustitución de la cubierta y continuarán con una limpieza profunda de las fachadas y la recuperación de las vistosas vidrieras.

La intervención arranca con unos meses de retraso respecto a lo anunciado por el propio conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, el pasado agosto. Estaba previsto iniciarla a principios de año para evitar el grueso de las obras en pleno verano, época en que la iglesia registra un mayor volumen de visitas por la temporada alta de turismo. Pero los trámites de licitación y contratación se prolongaron más de lo esperado y finalmente operarios y maquinaria ocuparán la iglesia hasta diciembre, según informó ayer el párroco, Manuel Salcidos. El culto tendrá lugar hasta entonces en la capilla de Santa Liberata, ubicada a tan solo unos metros y con menor capacidad, aunque se estudia la posibilidad de organizar los trabajos para poder celebrar misas en la antigua colegiata los domingos de julio y agosto, apuntó el sacerdote.

El proyecto acabará con los problemas estructurales de la iglesia, agravados año a año por las filtraciones de agua y los ataques de insectos xilófagos, según explicaron los arquitectos que lo elaboraron, Alberto Redondo y Marcial Rodríguez.

El peor estado de conservación lo registra la estructura que sostiene la cubierta, cuyas vigas de madera "están afectadas por pudricións e deformacións", indicaron los profesionales. La intervención que han diseñado consiste en sustituir todo el entablado y las tejas, "que levarán fibrocemento e sistemas para que a auga non entre". Prevén cambiar las cubiertas impermeabilizas con tela asfáltica en las capillas y torres, por láminas de zinc, un material más moderno y efectivo que permite una mayor inclinación para desalojar el agua de la lluvia.