El viaducto de Pontevedra, uno de los antiguos pasos ferroviarios de Redondela y que todavía se mantiene en uso, se despojará la próxima semana de los andamios que lo mantienen cubierto desde hace dos años debido a unas obras de refuerzo y puesta al día.

Tras rematar los trabajos, que acomete el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), la estructura metálica inaugurada en el año 1884 presenta un perfecto estado de conservación después de ser sometida a un mantenimiento integral que incluyó un cambio de color. Así, el puente ahora presenta un color verde oscuro que sustituye al gris que mantenía desde su origen. Con esta nueva tonalidad se buscó una homogeneidad cromática con el otro puente ferroviario que atraviesa la villa, conocido como "viaducto de Madrid" -actualmente sin uso-, que adquirió este color hace cuatro años tras ser sometido a una profunda rehabilitación.

La actuación realizada en el viaducto de Pontevedra contó con un presupuesto de 2.179.800 euros, financiados por el Puerto de Marín con el objetivo de dotar al puente de una capacidad portante suficiente para admitir el paso de trenes de mayor tonelaje, con una masa máxima de 22,5 toneladas por eje. Esta actuación permite ahora una mayor eficiencia para el transporte de mercancías con origen y destino en el Puerto de Marín. Los trabajos incluyeron el refuerzo de distintas piezas para adaptarlas a las actuales necesidades ferroviarias, ya que se trata de una infraestructura con más de un siglo que soporta ahora un tráfico de trenes más elevado y a mayor velocidad.

Los trabajos de renovación del este puente metálico de Redondela comenzaron en marzo de 2017 y se prolongaron en el tiempo "debido a los horarios de trabajo, muy limitados, diseñados con el fin de afectar en la menor medida posible al tráfico ferroviario", explican desde Adif.