La Guardia Civil de Baiona investiga la muerte de la perra cuyo cadáver localizó el martes una voluntaria de la sociedad protectora de animales Bai.Senpulgas con las patas de atrás atadas con una cuerda, en un monte de la parroquia de Baíña, en las proximidades de Chan da Lagoa. El ejemplar de raza mastín vagaba por el barrio de Fontes desde hace un año y estaba a punto de parir, según indican desde la asociación.

Varios guardias colaboraron ayer con trabajadores del Centro de Acollida e Atención de Animais (CAAN) de la Diputación en la retirada del cuerpo y su traslado a Pontevedra para realizarle la necropsia con el de fin conocer algo más de las circunstancias del fallecimiento. Según las primeras impresiones de los colaboradores de Bai.Senpulgas, el cadáver podría llevar varios días abandonado, dado su avanzado estado de descomposición. La tesorera de la asociación, Ana Groba, aseguraba ayer que "no presenta golpes ni lesiones de ningún tipo, ni tampoco hay sangre por el entorno". De manera que las sospechas apuntan a que "la perra pudo ser envenenada, atada y arrastrada hasta aquí", dijo.

Aunque ya no tenía nombre ni hogar, los vecinos de Fontes se encargaban de alimentar a la perra y conocían sus rutinas. "La gente del entorno la aceptaba como la mascota de la zona, aunque era muy desconfiada y no se acercaba a la gente", explicó Ana Groba. Se había escapado de la finca de su dueño hace aproximadamente un año y, tras la muerte de este, se había "instalado en el monte", indicó la directiva de la protectora. "Rondaba la rotonda del colegio de Fontes durante el día y por la noche se iba a dormir al monte. Le dejaban comida y estaba bien de salud, pero no podía andar suelta por ahí, por eso llevábamos meses tratando de cogerla", señaló.

Voluntarios de la protectora frecuentaban el entorno con el propósito de llevársela, "pero era muy difícil, no se dejaba", indicó Ana Groba. Los intentos por atraparla se intensificaron el pasado día 18 de diciembre, cuando apareció una denuncia anónima sobre su presencia en la zona.

La Policía Local y la Guardia Civil cortaron incluso la carretera para la operación, pero no apareció y ya nadie volvió a verla. "No sabemos si fue casualidad que se pusiera la denuncia y desapareciese el mismo día o no, pero parece muy probable dado el estado del cadáver", explicó la dirigente de la protectora.

Los colaboradores de la asociación le seguían la pista ante el inminente parto. "Creemos que ya había cumplido los dos meses de gestación y había que recoger los cachorros", relató Groba. Ya habían salvado a los nueve hijos que la perra fallecida parió el pasado verano. "Los encontramos por allí cerca y tuvimos que llevárnoslos porque corrían peligro, ya que habían criado larvas en el ombligo. Los curamos y los criamos a biberón en la protectora y, por suerte, ahora todos tienen casa", añadió.