Las pintadas de grafiti en los trenes, lejos de ser excepcionales, se están convirtiendo en un fenómeno al alza. El número de casos detectados en Galicia se dispararon un 30% en un año. Entre enero y septiembre de este 2018 Renfe sufrió daños en sus ferrocarriles en 129 ocasiones, frente a las 99 contabilizadas en el mismo período del ejercicio anterior, lo que le supuso un coste económico para limpiar la pintura de casi 350.000 euros. Muchos de estos asuntos, si se identifica a los autores, acaban en los juzgados. Y esto es lo que acaba de ocurrir en Redondela, donde la Policía Nacional identificó a tres jóvenes de 19 y 20 años, dos de ellos vecinos de Vigo y otro de Madrid sin antecedente policiales, por realizar supuestamente grafitis en una locomotora y en vagones que estaban estacionados en las instalaciones de mantenimiento de esa localidad. Las diligencias policiales se entregaron en el Juzgado de Instrucción 1 del municipio, en funciones de guardia.

Ocurrió el pasada fin de semana. La alerta se dio a través de una llamada al 091 tras ver un maquinista de Renfe a los chicos haciendo los grafitis. Con la descripción facilitada de los jóvenes, se organizó un dispositivo de búsqueda. Y una dotación los vio caminando apresurados por la carretera Vigo-Redondela. En el cacheo los agentes hallaron veinte botes de pintura en spray, boquillas especiales y otros útiles, material que fue incautado. El importe de los daños en la pintura de los trenes ronda los 3.000 euros.

Renfe relata que los grafiteros actúan bien en trenes que están estacionados y fuera de servicio, en los que paran en una estación o incluso accionando el dispositivo de alarma, lo que afecta a la circulación del convoy. Alerta además de que cada vez son "más agresivos", incluso "apedreando" y lesionando a vigilantes, policías o empleados de la compañía. "Actuamos poniendo la correspondiente denuncia ante la autoridad competente y ya existen sentencias condenatorias de prisión", señalan. Los grafitis, que se suelen hacer con pintura ácida y de secado rápido, ocasionan un elevado coste económico y obliga a los trenes a estar parados entre ocho horas y una semana en función de la entidad del daño causado.