Diagnosticada de cáncer de mama en mayo de 2016 y recuperada ya después de un intenso año de tratamiento, Carmen Abizanda Losada (Vigo, 1971) comparte su experiencia con la enfermedad en el libro "A solas conmigo", publicado por Ediciones Invasoras Teatro. La escritora, periodista, actriz, dramaturga y profesora de Literatura Dramática de la ESAD-Escuela Superior de Arte Dramático de Vigo deja al descubierto sus emociones, miedos y contradicciones acerca del trance en un relato que invita al optimismo. Hoy lo presenta en la Librería Libraida de Gondomar a las 20.00.

- ¿Por qué decidió escribir el libro?

-Cuando uno tiene cáncer todo se derrumba. Por mucho que te digan que te puedes curar, la incertidumbre es tremenda. Yo empecé a escribir porque no quería llorarle a nadie, le lloraba a mi libro.

- ¿Fue como una terapia?

-Me ayudó a llevar la enfermedad mejor. Todo el mundo reacciona como puede y yo no quiero ser modelo de nada. Tuve mucha suerte y apoyo y me rodeé de cosas agradables, la poesía, la escritura. Los afectos y la palabra fueron mi medicina.

- ¿Puede servir de ayuda a alguien que se enfrente a la enfermedad?

-Creo que puede ayudar más al entorno de la persona enferma. Cuando vives un cáncer, a lo mejor no te apetece hablar de ello, pero sí puede interesar a la familia para comprender por lo que estás pasando. No lo hice con esa intención, pero si puede ayudar, estupendo.

- La protagonista, Alicia, es un personaje de ficción. ¿No es usted?

-Tiene mucho de mí, pero no soy yo. El relato funde la realidad que yo estaba viviendo con la ficción que quería crear.

- ¿Es cierto eso de que una experiencia traumática como el cáncer cambia a una persona?

-Cambia la mentalidad, pero tienes que estar alerta porque enseguida vuelves con tus miserias y tus tonterías. A veces me paro y me digo: 'Carmen, qué más dá, con todo lo que has pasado y te vas a preocupar por eso'. El cáncer cambió cosas de mí, pero no me hizo ser diferente.

- ¿Es importante la actitud?

-Muchísimo. Es muy duro, muy doloroso. Pero las ganas de vivir son muy fuertes cuando estás enfermo. Yo, por suerte, no me hundí. Pasé momentos muy malos pero conservé la ilusión por vivir. Pero yo no soy experta en nada, solo soy una persona que escribió un texto hermoso sobre la vida y la muerte.