Apenas un año ha durado la tranquilidad en el centro de A Ramallosa. El vandalismo ha regresado este fin de semana a sus principales calles coincidiendo con la reapertura de la discoteca de la localidad, que llevaba meses sin actividad. Una decena de vehículos estacionados y varias fachadas de edificios y negocios amanecieron el domingo con pintadas. La Guardia Civil investiga lo sucedido, según confirmó ayer la Comandancia de Pontevedra, tras interponer hasta cinco denuncias algunos de los afectados en el puesto principal Baiona-Nigrán.

Armados con sprays negros y blancos, los vándalos dejaron garabatos sobre las carrocerías de al menos diez turismos y furgonetas estacionados en varias calles, principalmente la Rúa Valle Inclán, ubicada en las proximidades de la sala de fiesta, así como en varias paredes y portales de establecimientos comerciales e inmuebles de viviendas que encontraron a su paso.

Los vecinos manifestaban ayer su indignación por unos actos que "se veían venir". Achacan lo ocurrido a la concentración de jóvenes, muchos de ellos menores, atraídos por la discoteca Ramallosa 2000, que había permanecido cerrada durante todo el verano y que volvía a abrir sus puertas la noche del sábado con una fiesta de Halloween. Ante la posibilidad de que la actividad de la sala continúe durante los siguientes fines de semana, los residentes y propietarios de negocios de la zona exigen más vigilancia policial para evitar que se repitan los ataques.

El gobierno municipal asegura que la Policía Local y la Guardia Civil refuerzan su presencia en la zona cuando la discoteca está activa. No obstante, recuerda que destrozos como los de la madrugada del domingo son difíciles de detectar porque se producen "muy rápido", explicaba ayer el concejal de Seguridade, Rubén Rial.

Los vecinos temen volver a la situación de "caos" que han vivido durante años las noches de fin de semana, con daños en sus propiedades, ruidos y altercados en la calle. La última oleada de graves peleas quedó finiquitada hace dos años, tras la detención de varios miembros de la banda llamada "Los Chukis", de la que han sido condenados cinco de sus miembros hace un mes por brutales palizas en la zona. Y los últimos actos vandálicos con mayor repercusión fueron los perpetrados contra el cruceiro de San Telmo entre enero y octubre del año pasado. En tres ataques distintos, el elemento patrimonial se quedó sin brazos y registró también pintadas con spray de color verde. Los concellos de Baiona y Nigrán lo repararon de forma conjunta la pasada primavera.