Los placeros de Gondomar están en pie de guerra. Ayer tarde más de ciencuenta personas, contando a los placeros y familiares, se personaron ante el Concello para pintar cartulinas de colores contra la decisión del gobierno local de sacar a subasta los puestos del mercado de abastos sin garantizar la permanencia de los placeros que cuentan con un puesto desde hace años.

Las cartulinas, con las que se empapeló la puerta de entrada a la Casa Consistorial, tienen lemas como "Non vos vamos a deixar xogar co noso pan", "Solución xa", "Queremos garantía dos nosos postos" o "Antón dimite la plaza no te admite", en referencia al concejal Xosé Antón Araúxo.

Los placeros y placeras entregaron por la mañana en el Concello quinientas firmas logradas en la plataforma digital Change.org en 24 horas. La petición, a la que se pueden adherir las personas que lo deseen, considera una "tremenda injusticia" el concurso puesto en marcha por los dirigentes municipales.

Como ya adelantó FARO DE VIGO, los dieciséis vendedores de la plaza de abastos de Gondomar llevan años, algunos incluso décadas, pagando un alquiler al Ayuntamiento por sus locales para poder comercializar sus productos frescos y mantener a sus familias. Ante el concurso público de puestos que el Concello ha abierto con el fin de regularizar la actividad del mercado "tras 51 años de historia al margen de la ley", temen perder este recurso.

Los placeros exigen al gobierno municipal que paralice el proceso hasta garantizarles que conservarán su sustento y ya han amenazado con encerrarse en el edificio hasta que se solucione el conflicto.

La licitación se encuentra en marcha, con el plazo de presentación de ofertas -para optar a concesiones de puestos por una década por precios que oscilan entre los 155 y los 228 euros- abierto hasta el 25 de mayo.

Luis Vázquez Alonso, carnicero desde hace 39 años, y que creó la campaña de recogida de firmas a través de Change.org afirma que "no hicimos nada, no debemos nada a nadie y pagamos nuestros impuestos. Cualquiera que plantee una cantidad mayor puede quedarse con nuestro sitios, pese a que nosotros siempre hemos estado ahí, hemos invertido en cámaras, en instalaciones y nadie nos ha ayudado, ni cuando las riadas inundaban nuestros espacios. No se puede romper la vida de la gente y crear un problema donde no lo había".

Según asegura este vendedor, las conversaciones con el concejal arrancaron hace ocho meses sin ningún resultado. "Esta persona dice que quiere dinamizar la plaza y lo que está haciendo es dinamitarla. La subasta es una imposición suya y una tremenda injusticia", recalca.

Los afectados se han reunido con el edil y con el regidor, Francisco Ferreira. "Ninguno nos garantiza que podamos quedarnos con los puestos, pero el alcalde dijo que nos echaría una mano", afirma.

Todos viven con incertidumbre desde que el martes se abrió el período de presentación de ofertas.