Los trabajos para proteger los petroglifos de los conjuntos de Chan da Cruz y Poza da Lagoa, situados en los montes de Penide-Mirallo, han proporcionado un regalo que nadie esperaba. El equipo que dirige la actuación ha descubierto nuevos grabados rupestres en ambas zonas que se suman a los ya existentes, realzando la importancia de este yacimiento, considerado como una de las mayores concentraciones de enterramientos tumulares del noroeste peninsular.

El arqueólogo responsable de los trabajos, Xurxo Constela, explica que se trata de grabados abstractos con círculos, líneas y puntos, cuya interpretación se desconoce. La mayor parte de los petroglifos localizados se encuentran en Chan da Cruz, con siete nuevos motivos, mientras que en Poza da Lagoa se descubrieron otros dos. "Se trata de grabados muy desgastados, por lo que son difíciles de distinguir, tan solo con una incidencia determinada de la luz", señala Constela, que explica que su localización fue de manera casual. "Durante las labores de control de las obras para instalar unas pasarelas de protección de los grabados, al pasar tantas horas en la zona, puedes apreciar la evolución del sol desde la primera hora de la mañana hasta el atardecer sobre la roca. Y gracias a eso es como pudimos observar los nuevos grabados", comenta.

El equipo que dirige la actuación ha elaborado un informe con los nuevos motivos descubiertos que se enviará a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta para que procedan a su catalogación y lo incluyan en el inventario.

Los trabajos desarrollados en las últimas semanas en los conjuntos de petroglifos de Monte Penide consistieron en la instalación de unas pasarelas de madera para evitar que los visitantes caminen sobre los grabados, una de las causas principales del deterioro de este conjunto arqueológico localizado entre las parroquias redondelanas de San Vicente de Trasmañó, Cedeira, Santo Estevo de Negros y Cabeiro.

La construcción de las pasarelas realza la exposición de los grabados e impide que se pisen las rocas, resolviendo además uno de los principales problemas que afectaban al petroglifo de Chan da Cruz, ya que con frecuencia pasaban motos de cross y bicicletas de montaña por encima del yacimiento.

Los trabajos los ejecutó la empresa Citania Arqueloxía, S.L., que contempló todos los apartados relacionados con la construcción, la seguridad de los visitantes y la integridad de los grabados rupestres para que la obra tenga un nulo impacto sobre los yacimientos arqueológicos, declarados Bien de Interés Cultural (BIC). El proyecto fue además supervisado y autorizado por Patrimonio Cultural.