Domingo Novelle acudió hace un mes a Capitanía Marítima para solicitar una renovación de su licencia para faenar como mariscador, un trámite que realiza cada año para trabajar con su planeadora en la ensenada de San Simón. Sin embargo, en esta ocasión fue denegada ante su sorpresa por tener caducado un cursillo sanitario que les obligan a realizar cada cinco años. El problema es que para superar de nuevo el curso tiene que esperar a que se convoque, y mientras tanto permanecer en tierra sin ingresos.

"No entendemos como se juega con la economía de las familias de esta manera, porque si existe voluntad este tipo de problemas se puede resolver de inmediato concediéndole un permiso provisional en el que conste que se encuentra pendiente de realizar el curso en cuanto se organice, como se hacía antes. No estamos hablando de un barco de altura que lleve a diez tripulantes y que permanezca seis meses en alta mar, sino de un mariscador que sale cada día solo en su pequeña planeadora para trabajar en el interior de la ría para ganarse el pan", lamenta el patrón mayor de Cesantes, Clemente Bastos.

El mariscador afectado vive de la pesca y el marisqueo desde hace cuarenta años y hasta ahora nunca tuvo un problema así. "No estoy pidiendo que me liberen de realizar el curso, soy consciente de que tengo que renovarlo, pero lo que no puede ser es que tenga que mantenerme de brazos cruzados a la espera de que se convoquen. Si no salgo a trabajar no tengo ingresos", argumenta Domingo Novelle.

Aunque la situación de momento solo afecta a un marinero de Redondela, el patrón mayor advierte que pronto pueden ser muchos los que padezcan este problema porque están pendientes de que les caduque próximamente. "Nuestra cofradía solicitó una convocatoria de este curso en diciembre del pasado año y todavía estamos esperando. Y no es por falta de demanda, porque en los últimos meses tuvieron que desplazarse hasta Bueu y A Guarda cerca de sesenta marineros redondelanos porque aquí no se convocaban. Además se realizan en horario de mañana, por lo que nos obliga a renunciar a la jornada de trabajo, cuando si se celebraran en horario de tarde no tendríamos ese problema", señala Bastos, que solicita una rápida resolución para el caso de Domingo Novelle. "Es tan solo una cuestión de voluntad", concluye.