Cuatro escultores internacionales trabajan desde el pasado día 23 de cara al público en el segundo Simposium de Escultura do Miño, organizado conjuntamente por los concellos de Tomiño y Vila Nova de Cerveira.

Centenares de personas ya presenciaron el trabajo de estos artistas y contemplaron cómo usan herramientas que se diferencian poco de las que usan los canteros y albañiles de hoy.

Rebarbadoras, punzones eléctricos y otros utensilios les ayudan a dar forma a los trabajos sobre grandes bloques de piedra, y causan la admiración y sorpresa entre los que acuden a presenciar el trabajo.

La cita de este año es en Vila Nova de Cerveira, frente al Baluarte de Santa Cruz, hasta el día 12 de octubre.

Los escultores seleccionados para esta segunda edición, todos de relieve internacional, son el colombiano Fernando Pinto, la búlgara, residente en Tomiño, Liliya Pobornikova, y los taiwaneses Líe Zih-Cing y Teng Shan-Chi. El también escultor luso Vítor Reis, coordina este segundo certamen.

Todos ellos crean sus obras en grandes bloques de piedra, la mayoría mármol, de los que van sacando formas, volúmenes y figuras insólitas que sorprenderán al viandante.

Es el caso de Fernando Pinto, de Colombia, que después de vivir más de una década entre Barcelona e Italia, volvió a su Bogotá, donde reside en la actualidad. Su obra es una de las de mayores dimensiones de este simposium. Bautizada como "Puerta Rosa", mide 3,20 metros de alto por 2,60 de ancho y 0,75 de profundidad.

"Esta obra simboliza la tierra y el hombre", según afirma el propio escultor. Influido por la radiestesia, el escultor pretende "marcar con su obra un sitio propicio para que lana gente reflexione y vuelva a conectarse con la energía de la tierra", comenta.

Otra de las apuestas de este año es la pareja de artistas taiwaneses Líe Zih-Cing y Teng Shan-Chi.

Ambos esculpen mármol blanco de considerables dimensiones. Como también lo hace Liliya Pobornikova, nacida en Bulgaria y vecina de Tomiño desde hace años.

Con carácter transfronterizo, la iniciativa pretende desarrollar el intercambio intelectual y profesional entre los artistas participantes y el público, donde los escultores trabajan al aire libre en un espacio público, con la intención de que todos puedan apreciar la evolución de las obras, interactuando directamente con los artistas.

Una vez finalizadas, las piezas serán situadas en lugares estratégicos de ambas localidades, como se había hecho ya en la primera edición, celebrada en el año 2014 en el Espacio Fortaleza de Goián.

La alcaldesa de Tomiño, Sandra González, destaca la intención de los gobiernos fronterizos de "acercar el arte a la calle", toda vez que tanto Cerveira como Tomiño son tierra de artistas y comparten un patrimonio común.