Un opositor es siempre un corredor de fondo. Sometido a un duro entrenamiento durante meses -incluso años-, se lo juega todo a una carta, a una prueba que puede cambiar su vida y que, probablemente, tendrá que repetir varias veces si no cae víctima del desánimo antes de alcanzar la meta: un futuro laboral estable. A este perfil se amoldan perfectamente los ocho usuarios del Centro Juan María de Nigrán que se examinaron el sábado pasado en Madrid por una plaza de ordenanza, personas con discapacidad intelectual que no se arredran ante las dificultades y que, por encima del éxito o el fracaso, aprenden en el camino a valorar sus propias capacidades y a luchar por su independencia.

Atenazados por los nervios e inseguridades propias de cualquier candidato, los chicos del Juan María llevaban bien aprendida la lección. "Han estado preparándose desde enero, con formación específica y un temario adaptado", explicó ayer Mari Santos, responsable de Formación para el Empleo, que recordó que hace un año acudieron cinco candidatos del centro: "Aprobaron cuatro, pero no obtuvieron plaza".

En esta ocasión la expedición a Madrid contó con tres nuevos valientes, aspirantes a dos puestos de ordenanza en Pontevedra a los que optaron en competencia con cientos de aspirantes de toda España, entre ellos 150 gallegos. En el test no hubo sorpresas, dicen, quizás alguna pregunta trampa, pero obtener alguno de los trabajos se presenta complicado.

En todo caso, la mera posibilidad de intentarlo es ya un avance para el colectivo. "La oposición es una de las pocas oportunidades de empleo que les surgen, porque en la empresa privada es complicado encontrarlas", explica Santos, que ve además otra ventaja en estas pruebas como método de búsqueda de empleo, ya que "aportan un resultado, una recompensa a meses de esfuerzo, frente al envío de currículums, que casi nunca tiene consecuencias".

Es quizás por ello que la mayoría de los candidatos persevera. De hecho, seis de los ocho que fueron a Madrid siguen preparándose para una convocatoria autonómica que se prevé en septiembre y a la que se sumarán cuatro aspirantes nuevos.

Sin cejar en el empeño de buscar oportunidades a sus usuarios, un convenio del Juan María con el Concello de Nigrán ofrece trabajo a una brigada de jardinería integrada por seis personas desde hace años. Se encarga de conservar varios espacios verdes municipales -entre ellos los jardines de la casa consistorial- y desde este mes añade a sus competencias las aceras del parque empresarial de Porto do Molle, donde además de mantener a raya la vegetación, realizará una labor de notificación de desperfectos, informó ayer el Ayuntamiento, que paga por este servicio 18.000 euros anuales.