No habrá brindis ni tarta de aniversario en la Avenida Julián Valverde. Será un día para el olvido en los negocios de la zona. Tal día como hoy en 2012, amanecían sobresaltados. Era lunes y su calle estaba cortada, pero el tradicional mercadillo había desaparecido. Los feriantes habían sido trasladados hacia Porta do Sol -y posteriormente a A Ladeira- para dejar sitio a las obras de humanización, que comenzarían semanas después. Presos de la impotencia, un grupo de comerciantes protestaba en la calle. Se quejaban de falta de información y de la "ruina" que supondría para sus establecimientos un verano sin feria. Un año después, la situación solo ha cambiado en un aspecto: la estética urbana del entorno. Aceras más anchas, mobiliario urbano y un solo sentido de circulación. La feria sigue ausente y su "desesperación" es la misma, o mayor. "Seguimos desinformados y con más dificultades económicas", explicaba ayer la presidenta de la asociación de comerciantes y empresarios de Sabarís, Pilar Loperena. Ni ella ni el gobierno municipal, ni tampoco la Xunta saben cuándo regresarán los puestos ambulantes. "Próximamente, en unas semanas", indican desde ambas administraciones sin más concreción.

Los afectados han aguantado meses y meses con la maquinaria ante sus puertas, sin tráfico en la calzada ni apenas viandantes. Al principio, se concentraban semanalmente para exigir respuestas al Concello y seguían el desarrollo de las obras a través de una comisión de seguimiento para explicarles cada paso. Al menos esa era su función. Pero el hastío se fue apoderando del colectivo. Pese a sus quejas sobre "incumplimientos" del proyecto acordado, los trabajos continuaban. Denunciaron una reducción de las plazas de aparcamiento y lamentan aún que las restricciones para aparcar, la carga y descarga, "lleven a la gente a pasar de largo", señala Loperena. A juzgar por sus palabras, el futuro de los negocios no parece prometedor. Pero no se resignan. "Un amplio porcentaje de los negocios está esperando el verano. En función de cómo discurra, decidirán si cierran o no", admite.

El regreso del mercadillo podría salvarlos. Todo está listo para que se produzca. Los espacios han sido medidos y cada feriante conoce su futura ubicación. ¿Qué lunes la ocuparán? Es una incógnita.