Tan curiosa es la lápida abacial del monasterio, cuya inscripción arrojará luz sobre la historia del cenobio, como las circunstancias de su descubrimiento. Ocurrió el pasado 29 de marzo, Viernes Santo. Lorena González -que ha expuesto sus imágenes sobre detalles del monasterio de Oia en Baiona, A Guarda , O Rosal, Tui y desde hoy en Caminha (Portugal)- llevó a un amigo a realizar fotografías al alpendre abandonado en O Arrabal, una construcción de más de un siglo que sirvió durante décadas de almacén de aparejos de pesca a vecinos del entorno. Su pasión por la fotografía artística los condujo a las "impresionantes telarañas" que adornaban el viejo galpón para tomar instantáneas. Lorena dirigió su mirada hacia el dintel de la puerta y se sorprendió con los grabados, por lo que decidió enviar un mensaje de texto a Costas Goberna, en el que le recomendaba echarles un vistazo. Acompañado de otros directivos de Acamo, el arqueólogo comprobó la semana pasada la importancia del descubrimiento, una repercusión que no tuvieron en cuenta en su momento los constructores de la cabaña. Y es que tras la Desamortización de Mendizábal, en 1835, el monasterio quedó abandonado y sufrió un "grave expolio" de piezas, como cualquier otro monumento religioso, por parte de vecinos y visitantes, que las "reciclaron" como más les convino, explica Costas Goberna. En este caso, la lápida pasó a formar parte del acceso al alpendre sin que ningún vecino se percatase de ello hasta el momento. "Cuántas veces jugamos por aquí y nos escondimos en el interior del galpón y nunca nos fijamos", comentaban ayer un grupo de lugareños, ahora orgullosos de contar con tan valioso hallazgo en su barrio.