La inseguridad predomina en el mercado de un producto selecto como es la angula o meixón, lo que se percibe a una semana de abrirse la campaña de pesca en el río Miño, el próximo 20 de noviembre. Los viveristas coinciden en valorar que el consumo entre la clientela de economía media ya no existe, como se comprueba con el descenso de pedidos por parte de restaurantes. Los viveros situados en el Baixo Miño mantienen clientes fieles, de toda la vida, preferentemente en Madrid y Barcelona, que les compran para surtir mesas de alto poder adquisitivo, aunque para los viveristas -dicen- siempre tendrán prioridad los encargos que reciban de establecimiento de la zona.

La cotización de este alevín de la anguila se ha estancado y a día de hoy se mantiene, al igual que el pasado año, en unos 500 euros el kilo, ya cocida. La crisis económica está directamente relacionada con la situación que afecta a este sector.

Entre los viveristas hay quien opina que "acabaremos comiendo la angula los pobres, como hacían nuestros abuelos", dice uno de ellos, recordando cuando se capturaban fácilmente con peneiras, desde la misma orilla del Miño, y se utilizaban como pienso para dar de comer a las gallinas.

Consuelo Fernández, gerente de Viveros Benítez Fernández, de Goián, está segura del descenso del precio "salvo que aumente debido a la escasez del producto", algo que podría saberse a partir de finales de este mes.

En su caso, aparte de atender la demanda que le llega del mercado nacional, exporta a Francia y "pensamos enviar mercancía a China, a finales de este mes". Aunque no han recibido todavía los pedidos desde ese país, está segura de que llegarán pero "a precios que marcan ellos mismos".

Sabe que la pesca de la angula estará prohibida en el Miño dentro de unos años, con lo que la situación dará un giro en redondo. Para ese tiempo ella vaticina que posiblemente "dentro de dos o tres años se venderá angula para repoblar los ríos, y la materia prima se traerá desde donde haga falta para hacerlo", cuenta.

El gerente de un vivero pionero de la zona cuantificaba el descenso de pedidos en su empresa en un 75%. "Se nota la crisis", afirma, explicando que, sobre todo, se ha reducido el número de pedidos que realizan los restaurantes que la incluyen en su menú, y donde hasta ahora se servía la angula en almuerzos o cenas de negocios.

En esta situación, calcula que "los precios van a bajar", un efecto que dependerá directamente de si llega demanda, a través de viveristas de Francia, de los clientes japoneses que la adquieren viva para recría en sus viveros, donde proceden a su engorde hasta que se convierten en anguilas de un tamaño apto para su consumo, como plato preferente del país.

Explica que este profesional que "antes la vendíamos directamente a ellos, pero como en el río Miño la pesca de angula ha ido a menos y no se cubría la demanda, tenemos que hacer el negocio a través de intermediarios franceses".

En su caso la empresa mantiene otra línea de comercialización con un sustitutivo de angula. Reconoce que en este campo la dificultad es la competencia que se ejerce en grandes superficies, donde priman las marcas muy reconocidas, sobre las de índole más modesta, como la suya.

El gerente de estos viveros pioneros en la zona no tiene información alguna sobre la posible repoblación de angula en ríos como el Miño, una vez se consiga un control de vertidos que asegure la calidad de las aguas. "No conozco la existencia de investigación alguna para realizar ese tipo de repoblación", lo que podría ser otro aspecto de su negocio.

Mientras en el Baixo Miño se tomaba el pulso al mercado del meixón del Miño, se sabe que en pescaderías de Pamplona se está comercializando la angula a 1.300 euros el kilo. En otros mercados, como el de San Sebastián, se venden a 680 euros los primeros kilos de angula que identifican como "procedente de Galicia".

El prestigio del "origen gallego" es un reclamo entre los consumidores de estas ciudades que no dudan en tener este producto como preferente, a pesar de que tienen mucho más cerca las procedentes del País Vasco.