Representantes de asociaciones de empresarios, comerciantes, hosteleros y alcaldes de toda la provincia de Pontevedra mantuvieron ayer una reunión en el Convento de Vilavella de Redondela para debatir sobre el problema que genera la actividad de los furanchos.

Los distintos colectivos, entre los que se encontraban representantes de las comarcas de Redondela, O Morrazo, Val Miñor, Baixo Miño, O Condado, Paradanta y O Salnés acordaron formar una comisión de seguimiento de estos establecimientos rurales y solicitarán la actuación de las consellerías de Sanidad, Hacienda y Trabajo para que tomen las medidas oportunas para regular y controlar esta actividad.

El presidente de la Asociación de Comerciantes de Redondela, José Antonio Gómez, aseguró que "según nuestras previsiones, durante esta temporada abrirán unos 120 furanchos en este municipio, lo que significa que casi superarán el número de establecimientos de hostelería". Además calcula que el volumen de negocio de cada furancho alcanza los 30.000 euros, "lo que supone una importante competencia para la hostelería local".

En su opinión, la permisividad de la administración local es la causa principal de que cada año se multiplique el número de estos establecimientos. "No hay ningún tipo de control desde los ayuntamientos por lo que son muy pocos los furanchos para tratar el problema que supone para la hostelería la competencia desleal que les hacen los furanchos establecidos de manera ilegal e irresponsable en toda comarca", lamenta.

Los representantes del sector de la hostelería denuncia la proliferación en los últimos años los "bodegas" ilegales del rural, rompen con la cultura tradicional de los furanchos, que se crearon únicamente para la venta del excedente del vino de la propia cosecha. Sin embargo, la mayoría han incorporado productos elaborados e incluso vinos etiquetados, por lo que funcionan casi como restaurantes, pero sin hacer frente a impuestos, normas de seguridad y demás requisitos de los locales de hostelería.