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Gabri Veiga disputa unbalón con Oriol Romeu. // Ricardo Grobas

El Celta abandona el estado de atrofia

El equipo vigués despierta a tiempo para firmar un valioso empate ante un rival que se benefició de un penalti repetido

El Celta ha abandonado el estado de atrofia que lo ha mantenido paralizado desde que la permanencia se le puso a tiro con su agónica victoria sobre el Elche. El laborioso punto firmado frente al Girona, quizás no alcance al grupo de Carvalhal para garantizarse su continuidad en LaLiga, pero el equipo ha mudado al menos el aspecto mortecino que le ha acompañado en el último mes y medio para dar adelante un paso al frente en la consecución de un objetivo que ahora se ve más cercano.

El conjunto celeste ha detenido la caída y lo ha hecho frente a un rival que comparecía en Balaídos en gran forma y que necesitaba también el triunfo. Tuvo el equipo vigués serenidad para contener los nervios en el arranque, ambición para buscar el gol y temple para resistir e reponerse del mazazo que supuso la repetición del penalti que Iván Villar detuvo a Stuani y el VAR ordenó volver a lanzar.

Los celestes no solo fueron capaces de reponerse de un golpe que no hace mucho les habría dejado tiesos, sino que generaron suficiente caudal de juego como para llevarse los tres puntos con dos buenas ocasiones de Larsen, que dilapidó un mano a mano frente a Gazzaniga, tiraron de fe para buscar el triunfo y salvaron finalmente el empate con un paradón de Iván Villar en el último minuto del descuento. No basta, pero suma.

Temple y anticipación

Con Aspas renqueante, Carvalhal repitió el esquema de San Mamés con algún que otro retoque. Mallo entró por Kevin en el lateral derecho y Tapia cubrió la baja del sancionado Beltrán en el eje de la medular, pero la principal fue la presencia de Miguel Rodríguez como extremo izquierdo, la misma posición que había ocupado en el segundo tiempo contra el Athletic.

A diferencia de lo ocurrido en San Mamés, el Celta entró en partido enchufado, con la tensión necesaria para evitar los gruesos errores que tan caros le costaron en las últimas cuatro jornadas. Los de Carvalhal ocuparon con perspicacia el espacio, sin asumir riesgos superfluos y con buena anticipación de movimientos, lo que les permitió jugar el fatídico primer cuarto de hora en campo contrario. Tapia y Galán fueron los dos jugadores que mejor entendieron cómo había que presionar, con robos en la zona de creación del Girona que permitieron las carreras por banda de Miguel y Carles Pérez. El Girona no tiró a puerta en todo el primer tiempo.

Cara y cruz de Galán

Javi Galán tuvo una tarde agridulce, de contrastes, empañada por un inocente penalti que no hubiese tenido trascendencia en el encuentro, si el VAR no lo hubiese mandado repetir. Las luces pesaron en todo caso mucho más que las sombras en la actuación del pacense, clave en la acción del gol celeste, con un providencial robo de balón y un buen centro que Carles Pérez envió con suerte al fondo de la red tras pegar el balón en Oriol Romeu.

Un penalti cruel

La crueldad que de vez en cuando aparece en el fútbol se cebó con el Celta, que fue sancionado con un penalti de esos que no siempre se pitan en una jugada que aparentemente no llevaba mucho peligro y tuvo que ver como la pena se repetía por orden del VAR. En uno de sus mejores partidos desde que la lesión de Marchesín lo catapultó a la titularidad, Iván Villar adivinó la trayectoria del lanzamiento raso del especialista uruguayo y desvió la pelota con una estirada portentosa.

La euforia de los celestes se tornó en enojo cuando Mateu Lahoz ordenó repetir la pena a instancias del VAR. La culpa la tuvo Unai, que sin darse cuenta pisó unos pocos centímetros la media luna, invalidando la acción. En la segunda oportunidad, Stuani no perdonó, ajustando el disparo al palo contrario al que había enviado su primer lanzamiento.

En modo reparación

El golpe, que en otro momento habría lo habría noqueado, no hizo tambalearse al equipo de Carvalhal. Míchel tiró de arsenal con la entrada de Tati Castellanos y el joven Joel Roca y el Girona apretó el paso, estirando líneas en busca del triunfo. El Celta resistió. Achicó el equipo vigués con inteligencia el espacio y desplegó con velocidad la contra. Larsen pudo decidir, primero en una acción individual con una gran conducción, recorte al defensa y buena (aunque ligeramente desviada) ejecución, y más tarde en un mano a mano con el portero que Carles le puso en bandeja con un excelente pase y Gazzaniga abortó con una sobresaliente intervención.

Villar salva el punto

Iván Villar no pudo impedir que subiese al marcador un penalti que había parado en primera instancia, pero tuvo al menos el consuelo de salvar al equipo con una parada providencial en el último minuto del descuento. En un final de partido que el Celta tuvo problemas para gestionar, el cangués voló para desviar un disparo envenenado de Joel Roca y rescatar al Celta de una derrota despiadada e inmerecida.

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