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Hugo Mallo reanuda la “escalada”

El marinense iniciará la pretemporada recuperado de la fractura de rótula, aunque ajustando las cargas de trabajo - Concluye contrato y está pendiente de su renovación en el asalto al récord de partidos de Manolo

Hugo Mallo y Manolo conversan en 2018. ALBA VILLAR

Hugo Mallo permanece mientras todo cambia a su alrededor. Ajeno a remodelaciones, afronta su decimocuarta temporada en el primer equipo. A sus 31 años, cumplidos el pasado 22 de junio, se dispone a escribir nuevos capítulos en su leyenda de “one club man” y compite igual por el instante que por la historia. Kevin será probablemente su compañero de demarcación en la actual plantilla. Manolo Rodríguez lo es desde hace tiempo en ese viaje que trasciende generaciones. Mallo iniciará este lunes la pretemporada ya repuesto de la fractura en la rótula derecha que sufrió en marzo. Pretende seguir mordisqueando la distancia que aún lo separa de Manolo; a 111 partidos de convertirse en el que más veces se ha vestido la camiseta celeste. En 532 sitúa su frontera el cangués; 421 suma el marinense.

Zagueros ambos –Manolo, un elegante central que también podía jugar de líbero y centrocampista–, de orillas contrarias del prolífico O Morrazo y debutantes con los mayores a los 18 años, Mallo necesitará al menos tres temporadas, en el mejor de los escenarios, para superar a Manolo. La resistencia del “Gran Capitán” ante el más tenaz de los que han heredado el brazalete retrata con precisión su grandeza. Tras su primera campaña, siempre superó los 20 partidos y en nueve ocasiones los 30 durante dieciséis temporadas (66-82). Eludió las lesiones más graves y aprendió a convivir con el dolor de otros quebrantos. Él lideró la camada que rescató al Celta de su década amarga. Sufrió descensos, incluido los dos consecutivos que llevaron al equipo a Segunda B, y disfrutó de ascensos. Se retiró en Segunda, siendo aún el sexto con más minutos, ya confirmado un regreso igual de fulgurante a Primera. Balaídos se llenó en su homenaje. Manolo encarna el alma céltica.

Manolo, que llegó a internacional en la selección olímpica, solo pudo elegir hasta cierto punto su destino. Los clubes poseían en aquel tiempo un derecho de retención que les permitía conservar a los jugadores a su antojo, cuando concluían contrato, renovándolos temporada a temporada. Mallo ha disfrutado de mejores garantías laborales y de la libertad mercantil europea acentuada tras la “sentencia Bosman”. El Inter de Milán lo siguió en su eclosión. Su continuidad quizá nunca peligró tanto como en 2018, cuando el Fulham le ofreció un suculento contrato y al Celta, 10 millones de euros. Al final amplió su relación con los celestes hasta 2023. Toca en consecuencia negociar. Nada se puede nunca predecir, pero se antojaría raro que la relación se rompiese en este punto. Mallo confiará el asunto a Quique de Lucas, más mentor que representante.

Manolo pone el brazalete a Mallo antes del Memorial Quinocho de 2018. JOSE LORES

La sociedad ha resultado equilibrada y productiva para ambas partes. Mallo puede agradecerle a la directiva que nunca haya fichado un lateral con la convicción de arrebatarle la titularidad. Tanto el presidente como el director general le han confiado el manejo del vestuario y lo han respaldado en las polémicas más ásperas; especialmente en su enfrentamiento con Óscar García Junyent, que ha sido el único que lo ha sentado en el banquillo, aunque fuese puntualmente, y que llegó a arrebatarle la capitanía. El Chacho se la devolvió y no ha habido atisbo de fricción, al menos público, entre ambos. No existen indicios de que la confianza del entrenador vacile.

La consideración del entorno ha sido más variable, por gustos y al hilo del rendimiento de Mallo. Fue durante años uno de los laterales más sólidos de la Liga, capaz de sostenerse en los duelos contra Cristiano Ronaldo o Neymar. Aspas pidió para él la convocatoria de la selección. Pero su rendimiento se deterioró en los años de las permanencias angustiosas. Y un sector de la afición reclama más competencia, fichajes o se entusiasma con la efervescencia de Carreira.

Mallo, entre tanto, aguanta y sobrevive a contratiempos que le han impedido situarse aún más cerca de Manolo. En 2013, en el Bernabéu, se rompió cruzado y menisco de la rodilla izquierda. En 2014 se luxó una clavícula. Regresó como piensa regresar de esa fractura de la rótula derecha, que se produjo en un choque con William Carvalho. Una acción que lo reivindica. Aunque el Celta apenas tenía alicientes clasificatorios y quedaban cambios, Mallo aguantó sin quejas hasta que concluyó el partido.

Mallo ha completado su recuperación durante las vacaciones. El cuerpo médico, comandado por García Cota, ha seguido su evolución. El marinense podrá iniciar el trabajo de pretemporada con el resto del grupo, aunque posiblemente se le ajusten las cargas para dulcificarle el arranque. Mallo, su imagen eterna junto a Aspas, el adolescente que se saltó el filial, el chiquillo que se comportó como el hincha más furibundo en Riazor, el capitán que ha repartido cogotazos a los adversarios y toques de atención a los compañeros, ahora hombre y padre, reanuda su escalada. Manolo lo espera con los brazos abiertos en la cima, al final del camino, con solo el cielo sobre sus cabezas.

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