Este fútbol de la nueva normalidad, con partidos sin descanso, se presenta aún más fugaz y desmemoriado que de costumbre. ¿Quién se acuerda ya de aquel vulnerable Celta que saltó a Balaídos hace solo 10 días para perder contra el Villareal? El grupo de Óscar García parece otro, tan otro que por primera vez en año y medio ha ganado dos partidos seguidos. El de hoy por 0 a 1 contra la Real Sociedad, con tanto de Iago Aspas de penalti discutido por los locales.

A diferencia del arrollador partido del pasado sábado contra el Alavés, hoy le tocó a los vigueses correr mucho detrás del balón, aplicarse en defensa y cumplir con rigor las soluciones tácticas de su técnico. Óscar García dispuso un esquema similar al del otro día, con un 4-3-3 y un cambio en cada línea. Sin embargo, enseguida se vio que iba a ser más complicado llevar el dominio del partido.

La Real, que ha vuelto deslucida del confinamiento, se lanzó en los primeros minutos a desquitarse de sus últimas actuaciones. Un enchufadísimo Januzaj desequilibró en varias ocasiones para poner centros peligrosos y suyo fue el primer disparo del partido, que exigió a Rubén. No sería la última vez. Tras ese arreón inicial, el Celta equilibró el choque a través de largas posesiones, de nuevo con Rafinha y Denis entonados. Y también esforzados.

Los vigueses se aproximaron al área de Álex Remiro con el recurso habitual de los centros de Olaza y poco más, pero al menos ya no sufrían atrás. El partido, eso sí, tenía un buen ritmo y alternativas que nunca llegaban a cuajar. Hasta que Iago Aspas, que sigue sin encontrar su tono ideal, intentó un taconazo y percibió dudas en el despeje de la defensa. Olió sangre, pugnó por el balón y, cuando entraba en el área, se cayó tras sentir un ligero agarrón por detrás. El árbitro, que estaba cerca, lo consideró suficiente para pitar pena máxima.

En cualquier caso, el de Moaña volvió a asumir la responsabilidad. Esta vez, cambio de lado, engañó a Remiro y sumó su undécimo gol de la temporada. El primer acto se cerró con una nueva parada de Rubén a un cabezazo.

La Real lo intentó, con más insistencia que ideas y agarrado solo a lo que se le ocurriese a Januzaj. El belga intentó sorprender al portero céltico con una falta botada con malicia desde lejísimos, pero el de Mos se estiró para atajar el disparo. Fue la mejor de los donostiarras, que no consiguieron transformar su dominio en ocasiones claras de gol.

Los últimos minutos el Celta manejó el partido con inteligencia, con cambios bien gestionados por Óscar. Después de que el Mallorca cayese esta noche contra el Real Madrid, los vigueses duermen a siete puntos del descenso.