Emre Mor continúa dando quebraderos al Celta en la distancia. El último episodio en el larga lista de decepciones protagonizadas por el joven futbolista turco-danés tiene que ver con Olympiacos, el club en el que militaba cedido desde el pasado mes de enero después de que el Galatasaray renunciase a que el jugador cumpliese al año de cesión pactado con el Celta en el pasado mes de agosto.

El club ateniense ha comunicado oficialmente al conjunto celeste que no está interesado en contar con el futbolista más allá del próximo 30 de junio, fecha en que concluye su periodo de cesión, para completar lo que resta de temporada en la liga griega.

El técnico de Olympiacos, el portugués Pedro Martins, no está nada satisfecho con el rendimiento de Mor, que apenas ha disputado desde enero dos partidos de Copa con el conjunto griego (47 minutos entre ambos encuentros).

Con tan escaso protagonismo, el Olympiacos no solo evita ejercer la cláusula de compra por 4 millones de euros a la que estaba obligado si Mor disputaba la mitad de los partidos desde su llegada, sino que renuncia a contar con el jugador para completar la temporada. Mor, que tiene contrato con el Celta hasta junio de 2022, tendrá que regresar a Vigo para iniciar con el equipo celeste la próxima temporada.

El club no cuenta con el futbolista, por el que pagó en su momento 9 millones de euros y que ha resultado la operación más ruinosa de Felipe Miñambres desde que se hizo cargo de la dirección deportiva celeste hace ya casi cuatro años. Mor no solo no ha respondido a las expectativas generadas con su fichaje, sino que ha acabado por convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para el conjunto celeste prácticamente desde su llegada al club. El turco-danés no ha gozado del favor de ninguno de los cuatro entrenadores que ha tenido en sus dos primeros años en Vigo y ha ido engordando su expediente con diversas faltas disciplinarias que, indefectiblemente, lo han condenado al ostracismo. El Celta trató sin éxito de poner a Mor en el mercado el pasado verano. El interés de Faith Terim, el técnico que lo llevó a la selección turca, por incorporarlo al Galatasaray, ofreció una posibilidad de venta, pero Mor defraudó también a su gran valedor, que cortó su cesión. Y nada ha cambiado con su posterior cesión a Olympiacos. Este verano será aún más complicado "colocarlo".