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La crisis del Celta se adelanta dos meses

Los futbolistas califican de final el duelo contra el Mallorca y el club rebaja las entradas

Aficionados del Celta jalean al equipo a Balaídos // Alba Villar

La derrota encajada frente al colista en Butarque ha vuelto a disparar las alarmas. Los más de 40 millones invertidos en reforzar el plantel esta temporada no han servido al Celta para conjurar el fantasma del descenso. Lejos de esfumarse, los apuros que el equipo celeste tuvo la pasada temporada para conservar la categoría se han adelantado casi dos meses este curso, sin que se atisben signos claros de reacción.

A falta de tres encuentros para el final de la primera vuelta, el Celta ya toca a rebato. Los futbolistas conceden al próximo encuentro frente al Mallorca la categoría de final, la afición llama a filas para recibir al equipo a su llegada al Balaídos y el club rebaja los precios de los dos próximos partidos de casa en busca de un ambiente propicio para una respuesta que no acaba de llegar.

Un dato inquietante: el Celta suma esta temporada 8 puntos menos de los que llevaba el pasado ejercicio (21 por 13). Hace un año, a estas alturas de competición, el conjunto celeste ocupaba la octava plaza de la tabla, con un colchón de 7 puntos con respecto a los puestos de descenso que entonces marcaba el Athletic Club. Con su derrota (con pésima imagen) ante el Leganés el Celta acumula ya seis jornadas consecutivas en puestos de descenso, justamente las mismas que ocupó (de forma discontinua y en un tramo algo más comprometido del campeonato) la pasada temporada.

La mejoría esbozada con la llegada de Óscar García frente al Barcelona y el Villarreal ha declinado en los últimos dos partidos contra el Valladolid y el colista, sembrando de incertidumbre el futuro de un grupo atenazado, como los propios jugadores confiesan, por la frustración y la desconfianza.

Los futbolistas hablan ya abiertamente de final en la próxima visita del Mallorca a Balaídos. Iago Aspas y Pape Cheikh lo hicieron nada más concluir el fiasco de Butarque. A esta tesis se sumó ayer Lucas Olaza, que habló de la difícil situación del equipo tras recibir el premio Estrella Galicia al mejor jugador del Celta en el pasado mes de noviembre.

Lo cierto es que el relevo en el banquillo sí ha producido algún efecto beneficioso. De la mano de Óscar García Junyent ha conseguido acabar con una racha negativa sin ganar a domicilio que se prolongaba desde casi hace un año. Con el técnico sabadellense, los celestes ganaron al Villarreal en la Cerámica 351 días después de su último triunfo como visitante, precisamente en la cancha del conjunto castellonense. El posterior empate en casa frente al Valladolid y la última derrota en Butarque han diluido sin embargo buena parte del efecto que produjo el relevo en el banquillo. No obstante, la situación del Celta en relación a la permanencia ha mejorado bajo el mando del preparador catalán, que cogió el equipo a 5 puntos de la salvación y lo mantiene, a la espera de verse las caras con el Mallorca, a un solo punto de su próximo rival. Si los celestes vencen el domingo a los de Vicente Moreno abandonarán la zona roja de la tabla que han venido ocupando desde que cayeron en el Benito Villamarín frente al Betis el pasado 30 de octubre en la undécima jornada.

La importancia del choque frente a los mallorquinistas no ha pasado inadvertida a ojos de la afición, que ya no puede ignorar la difícil situación que atraviesa el Celta y ha decidido tomar cartas en el asunto convocando para el domingo un multitudinario recibimiento al equipo a su llegada a Balaídos.

La estrategia de cerrar filas en torno al equipo funcionó bien el pasado curso, no en vano el Celta firmó cuatro victorias y dos empates (14 puntos de 18) en los seis partidos en los que la afición se movilizó para arropar al equipo. Impulsados por su gente, los celestes ganaron al Sevilla, el Villarreal, Real Sociedad y el Barcelona y firmaron tablas contra el Leganés y el Rayo Vallecano.

Esta temporada los aficionados corren al auxilio del equipo cinco jornadas antes que el pasado curso alarmados por la mala imagen de Butarque y las dificultades con que el equipo se está encontrando para abandonar las catacumbas de la tabla. Los aficionados aprovecharán además la cita para rendir homenaje a Miguel, un conocido hincha céltico inesperadamente fallecido la pasada semana.

Tampoco el club, pese a la gran inversión realizada en fichajes, es ajeno a la difícil situación que vuelve a vivir el equipo este curso. En este punto llama poderosamente la atención el ingente esfuerzo que la entidad que preside Carlos Mouriño ha realizado en fichajes con la idea de desterrar los apuros vividos la pasada campaña. El club ha destinado este ejercicio a contrataciones (la mayoría para recuperar a los grandes valores perdidos de su cantera) una inversión récord de más de 40 millones de euros, que se suma a los 27,5 invertidos en reforzar la plantilla en el curso precedente.

En las últimas dos temporadas la secretaría técnica que dirige Felipe Miñambres ha contratado nueve futbolistas con una inversión global de entorno a 67 millones de euros de los que el Celta ha sacado escaso aprovechamiento. El pasado curso el club se gastó 26,5 millones en cuatro fichajes (Fran Beltrán Okay Yokuslu, Mathías Jensen y Néstor Araújo) y esta temporada ha invertido más de 40 en las incorporaciones de Denis Suárez, Santi Mina, Joseph Aidoo y Gabriel Fernández y destinará cerca de otro millón (destinado a sufragar su sueldo) a la cesión de Rafinha. En otras palabras, el Celta se ha gastado en las dos últimas temporadas cerca de 68 millones de euros, casi cinco más de lo destinado a reforzar su plantel en las seis campañas precedentes (63,5).

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