La posible marcha de Rodrigo Moreno al Atlético de Madrid abrió la puerta ayer de la titularidad a Maxi Gómez con el Valencia. Ante la probable venta del hispano-brasileño al Atlético de Madrid, Marcelino García Toral le concedía al futbolista nacido hace 22 años en Paysandú la posibilidad de estrenarse con el conjunto valencianista en el mismo estadio donde hace dos veranos hizo su aparición en España marcando un par de goles a la Real Sociedad e iniciando una sociedad con Iago Aspas que se convirtió en una de las prolijas parejas de rematadores de LaLiga. Treinta goles dejó como herencia Maxi Gómez a un Celta que en julio pasado cerró su venta al Valencia por 15 millones de euros, además del traspaso al conjunto celeste de Santi Mina y la cesión con opción de compra del joven central tinerfeño Jorge Sáenz. El charrúa se convertía en uno de los más rentables jugadores de la historia de un club que acaba de alcanzar los 96 años de vida, pues su compra a Defensor Sporting se cerró por unos cuatro millones de euros, aunque el equipo uruguayo se reservó un 20 por ciento de una futura venta del nuevo delantero de Mestalla.

Cuando salió a calentar junto a otro excéltico, Daniel Wass, Maxi Gómez dedicó un saludo a los aficionados que se encontraba en la grada de Río Bajo. El joven futbolista había mostrado en los días previos al partido de Balaídos su cariño hacia un club con el que triunfó en Europa y que le ayudó a ganarse una plaza para participar en el Mundial de Rusia con la selección de su país, junto a su ídolo, el barcelonista Luis Suárez.

Balaídos aplaudió cuando la megafonía anunció como número 22 del Valencia a Maxi Gómez, una ovación mayor que la recibida antes por Wass. Al nuevo delantero del Valencia tuvo que dolerle en el alma cuando su compatriota Gabriel, el 'Toro', Fernández abrió el marcador para el Celta con un taconazo a pase de Denis Suárez y Balaídos celebró el gol vitoreando al charrúa con "uruguayo", el gentilicio con el que el celtismo festejaba los goles del futbolista de Paysandú.

Cuando se cumplía una hora de partido, Marcelino decidió realizar el primer cambio y el elegido para salir del terreno de juego fue Maxi Gómez. Balaídos despidió al uruguayo con una gran ovación, como reconocimiento a su compromiso con la celeste desde el primer día que llegó a Vigo hasta que en julio pasado se estableció en la ciudad del Turia. No recordará Maxi su regreso a Vigo como una buena tarde, pues apenas lució con su equipo. Es más, en la primera mitad dejó pasar un balón que se cruzó por el área de Rubén Blanco. De marcarle un gol al Celta, como dijo días atrás, no le hubiese gustado, aunque subrayó que ahora lo dará todo por su nuevo equipo. En Mestalla, de momento, no ha tenido una presentación tan espectacular como la que tuvo en agosto de 2017 en Balaídos, donde todavía se le quiere.