La tranquilidad acabó cuando conoció a aquel novio al que no podía querer más, hasta que su carácter descubrió las miserias de un marido maltratador que reducía su mundo al mundo que imponía él, por bloquearse en una vida que ya necesitaba del valor de los demás para acabar con su humillación.

No era eso lo que soñaba en su adolescencia ni lo que estaba dispuesta a sufrir como mujer por aguantar los embites de un hombre que, con perdones eternos y promesas de cambiar la convencía para volver, para volver mañana de nuevo a la cruda realidad. Un día decidió reaccionar, para empezar otra vez no necesitaba de héroes anónimos que defendieran su honor sino de ella nada más, no sería fácil, pero nadie dijo que fuera fácil la libertad, sí dijeron los que la tenían que arriesgarse por ella merecía la pena. Era quizás su última oportunidad y no la dejó pasar, vivir con miedo es sobrevivir hoy para morir mañana sin luchar.