La razón alerta de que algo falla cuando existen casos de niños que disfrutan más con humillar que con proteger.

Fomentar sin rendición el desprecio al divertimento con el sufrimiento ajeno conseguirá acallar los vítores grupales a actitudes cobardes de las que, tarde o temprano, serán conscientes y ya no estarán, en la soledad de la conciencia, los aplausos que celebren el daño que antes hizo reír y, ahora, con el tiempo, llorar.

Ofender como medio para alcanzar la plenitud personal, basando la vida en descalificar valores ajenos para fortalecer los propios, empobrece.

La vida adquiere otro sentido valorando las virtudes de los demás, tomándolas como ejemplo para, incluso, mejorarlas, pues cada persona representa un mundo por explorar, al que aportar y del que recibir, haciendo real el lema del buen viajero,viajar para conocer gente.