Quizás últimamente estamos muy sensibilizados con el mérito que tiene intentar salvar una vida, pero no siempre todos los "héroes" salen a la luz.

En estos días, mientras despedíamos en el tanatorio a un hombre de mar, se acercó un marinero, o patrón, no sé exactamente, el caso es que él quería expresar su último agradecimiento a aquél que le había salvado la vida, aunque ya no le podía oír. Nos contó la historia vivida hace años en primera persona, conocida por todos en Malpica, de cómo llegó el temporal cuando estaba faenando y se quedó atrapado en las rocas, mientras el resto de los barcos estaban resguardándose en el puerto. Cuando Chucho de Pinche y su cuñado Manolo se dieron cuenta de la emergencia, no dudaron en salir de nuevo del puerto frente al temporal por salvar a este hombre que había quedado atrapado en una muerte segura. Pero no sólo se enfrentaron al temporal del mar, sino también al temporal humano, a ese intento de los demás barcos de que desistieran, porque consideraban una locura lanzarse a un salvamento a riesgo de sus propias vidas, casi imposible... que al final fue posible. Así es como el hombre rescatado lleva desde entonces sabiendo a quién le debe el haber vuelto a nacer, por eso quiso recordarle a la familia en esta despedida, que él sigue sin olvidarse de ese episodio de su vida y que no lo hará mientras viva.

Ya conocíamos la historia contada por el rescatador, por el patrón, Chucho de Pinche, aunque desde su humildad; pero ahora la pudimos oír por la otra parte, por el hombre que estará agradecido toda su vida por salvarle, desde la perspectiva del salvado por un héroe que arriesgó su vida por él.

Cuando se dijeron unas últimas palabras recordando la vida de aquél de quien nos estábamos despidiendo, se mencionaron algunas de sus cualidades, pero esta historia en concreto quedó reservada a un círculo más restringido, por lo que aprovecho este foro como homenaje de despedida.

El amigo de la familia que se encargó de pronunciar ese pequeño discurso mencionó cómo en una de sus últimas conversaciones con él, hablaron de si será posible volver a vivir después de esta vida, según la promesa bíblica de volver a una vida eterna cuando esta tierra sea un paraíso, y ambos concordaron que para Él que tiene todo el poder es posible que eso pueda ser.

Así que siguiendo el deseo innato de la eternidad que tenemos implantado los humanos en lo más recóndito de nuestro ser, esta despedida es un "hasta pronto, Chucho de Pinche, querido suegro".