"Controlaremos la Sala Segunda desde atrás" (Frase contenida en el whatsapp de Ignacio Cosidó, portavoz del PP en el Senado).

El pasado día cuatro del presente, el periódico publicó un texto mío con el título "El laberinto de la justicia española". A fecha de hoy, no yerro al decir que en ese laberinto el suelo está enfangado. Surgen del subsuelo por las bocas del alcantarillado aguas sucias de las llamadas cloacas del Estado. El laberinto fue diseñado por el bipartidismo desde 1978. El Consejo General del Poder Judicial es el órgano de gobierno de los jueces y es cual tarta que se reparten los dos partidos mayoritarios. Y es ese Consejo quien nombra los magistrados que conformarán las salas del mayor tribunal juzgador en nuestro ordenamiento jurídico en España, el Tribunal Supremo. Este TS instruye y juzga a las personas aforadas, que mayoritariamente corresponde a la clase política o a jueces. Ergo, contaminación de facto.

La renuncia del magistrado M. Marchena a presidir el CGPJ, y, por ende, la Sala 2ª del TS, si bien en cierto modo, le honra, tiene tras de sí un historial como ariete jurisdiccional del PP en aquellas causas que le afectaban. Y ha renunciado en cuanto que salió a la luz pública un wahtsapp del portavoz del PP en el Senado. Un portavoz que había sido director general de Policía en gobierno del PP. Ahora, este político inmoral, manifiesta que ha sido mal interpretado. Pero controlar es controlar. Y hacerlo desde atrás es parapetarse tras el órgano de gobierno de esa Sala 2ª. Es manejar los hilos como en un teatro de marionetas. Fruto de una investigación judicial se desveló un espionaje a Bárcenas con el fin de rescatar documentos comprometedores a Rajoy, Sáenz de Santamaría, Arenas y Cospedal. "Operación Kitchen". Un cometido extrajudicial llevado a cabo por 80 agentes de la policía, cuya Dirección General, repito, la ostentaba el lenguaraz Cosidó. Facilitaba la información el chófer del espiado, previo pago mensual con fondos reservados, y que luego llegó a formar parte del Cuerpo Nacional de Policía. Burda parodia de una obra de Ian Fleming o de John le Carré.

Asistimos al momento álgido perceptible de la escasa independencia judicial respecto del poder político. Priman las ideologías partidistas al impartir justicia. La apreciación de la ciudadanía del cumplimiento del derecho a la tutela judicial efectiva es muy baja. No percibe la cacareada independencia judicial. Esta peyorativa percepción clasifica a España en el puesto 25 de los 28 europeos. A nivel mundial, sobre 144 países, ocupamos el puesto 97. Tomen buena nota jueces y políticos amancebados. Marchena se marcha por un descosido en la toga que le encumbrara meteóricamente la gaviota azul. Lo más triste de una traición, es que no proviene del enemigo. "El silencio es el único amigo que no traiciona". Así sentenciaba Confucio.