La presente es para ilustrar a los vecinos del Concello de Vigo como actúan sus servicios tributarios. El caso es que recojo un sobre en la notaría, donde hice la declaración de herederos, conteniendo la siguiente documentación: certificado de defunción, testamento, impuesto de sucesiones, escritura de aceptación y adjudicación de herencia y documentación catastral de los inmuebles heredados y escritura de las propiedades, que es rectificación de otra de la que el notario me dijo "la última escritura es la que vale", y me dirijo al Concello para liquidar la Plusvalía.

Al lector poco versado en la materia le aclaro que el único dato necesario a aportar para calcular la Plusvalía es la fecha de la última transmisión, el resto de las variables que intervienen es responsabilidad del Ayuntamiento, es decir, que lo único que me faltaba por llevar era la calculadora. Pues bien, a la funcionaria que atendió mi comparecencia le pareció poca documentación y me dice con total desparpajo que falta la escritura anterior a la rectificada, para saber la fecha real de la última transmisión. Le advierto a dicha funcionaria que en la que le aporto, figura la siguiente transcripción que paso a reproducir literalmente: "Escritura que se rectifica: la por mí autorizada del 25 de octubre de 2004, bajo el número xxx de mi protocolo. En ella los señores comparecientes procedieron a la entrega de los bienes que habían sido objeto de la compra". Y como parece no entender el texto redactado, va a consultarlo con su jefe. Después de "consultar a su jefe", que se supone el entendido, se enroca en su actitud. Como verá, desocupado lector, así nos va: los que poseen Master "de los buenos", se hallan sirviendo copas en los bares y los ineptos, dirigiendo la Administración Pública. Imagínese esta situación en la empresa privada: que un cliente vaya a pagar una factura y que el empleado trate de entorpecer el cobro, calcule usted mismo lo que duraría trabajando. Bueno, viendo el lado positivo de las cosas, tengo que reconocer que me resulta gratificante enterarme del hecho consistente en que nuestro Concello, a diferencia de todos los demás, es el único que no tiene problemas de recaudación, pues debe de ir sobrado y le da lo mismo recaudar o no. Y yo de tonto, queriendo cumplir voluntariamente con mis obligaciones fiscales. Señor alcalde: este contribuyente, después del trato que le han dispensado sus servicios tributarios, no piensa volver a que le tomen el pelo en su Concello, sino que tratará de eludir el impuesto y solo pagará "si lo cogen", situación donde no le auguro demasiado éxito, dado que si el funcionario responsable no tuvo luces suficientes para decidir cobrar en primer lugar, que es lo más importante, máxime si es el contribuyente quien lo pide de modo voluntario, y luego, (si fuera el caso, que ni siquiera es), proceder a resolver otros asuntos burocráticos de menor índole, difícilmente va a salir airoso de un procedimiento de comprobación tributaria. Pero aún así las cosas, si tal súbale el sueldo, por su contribución a la productividad.