Asistí a un espectáculo de la Patrulla Canina que me produjo náuseas.

Estaba rodeada de niños de entre 2 y 7 años que devoraban paquetes XL de Cheetos, gusanitos, palomitas de mantequilla y Pringles y saciaban la sed inmensa que ellos te producen con Aquarius, Trina o Seven Up en vez de agua.

Era una función musical en la que casi ninguno tocaba las palmas porque tenían sus manitas hundidas hasta el codo en los paquetes maxi que se zampaban individualmente.

Y yo me preguntaba: ¿Cuánto nos costará la asistencia médica y medicinas para estos niños que tendrán sobrepeso y sufrirán las enfermedades asociadas a este problema de salud?

No comprendo cómo sabiéndolo ya las autoridades, no se aplican las mismas o algunas medidas que existen contra el tabaco o el alcohol. Porque esta comida basura ajena de cualquier nutriente e hipercalórica es tan adictiva como estos. Se me ocurre que se pudieran incluir en la lista de los impuestos especiales como se ha hecho con las bebidas azucaradas y/o estampar en los paquetes familiares de 250 gramos una imagen advirtiendo de las consecuencias del consumo abusivo de ese tipo de snacks. "