El Padre Sarmiento nació un 9 de marzo de hace ya más de tres siglos. Él no quiso decirnos el lugar exacto, aunque en sus escritos señaló que era natural de Galicia, que su patria era Pontevedra y que el obispado de Santiago era su diócesis. Hoy sabemos que aquellas afirmaciones no eran licencias simbólicas y metafóricas, como muchos creíamos.

Hoy existe un nuevo escenario sobre su procedencia, en base a documentos del monasterio de San Martín de Madrid, que tienen firmas originales del secretario del consejo y del abad Juan Bautista Lardito, anterior general de la congregación. El primer documento es el acta de toma de hábito de Sarmiento en 1710, y el segundo el acta del examen que precedió a su profesión en 1711. En ambos se dice que era natural de San Juan de Cerdedo. Y lo dicen las actas porque esa debió ser la respuesta que dio Sarmiento a su llegada a Madrid, cuando el abad le preguntó por su procedencia, como estaba obligado según las constituciones benedictinas entonces vigentes.

Publiqué esa noticia en 2008 en Sarmiento, revista editada por las tres universidades públicas gallegas. En septiembre y octubre de 2009 Méndez Ferrín, el hoy presidente de la Real Academia Galega, dedicó dos de sus Espellos a discutir mi trabajo, con argumentos un tanto sorprendentes. Quiero comentarlos aquí, para que no se diga que el que calla otorga.

Méndez Ferrín optó por desacreditar al monje que hacía de secretario. Primero, tachándole de poco cuidadoso, recurriendo a la chanza fácil: "unha vez di que Sarmiento naceu en Zercedo o outra en Zerezedo. Non certa en Cerdedo nin por casualidade". Y después, dudando de su veracidad, porque en un acta anotó que los padres eran naturales de San Juan de Cerdedo, sin especificar que la madre era de Perros, feligresía de Pascais.

A mí me parece que la evolución etimológica y la toponimia no aguantan el chiste. Y creo que si se invalidan los documentos que no diferencian la procedencia de los progenitores, llenaríamos el país de hijos ilegítimos. Sin ir más lejos, habría que invalidar el libro de bautizos de Villafranca, porque en el registro de un hermano mayor de Sarmiento se dice que los abuelos paternos, Alonso y María, son de S. Juan de Cerecido, sin especificar que la abuela era de la feligresía de S. Juan de Cerdedo, y el abuelo de Aguas Santas.

Méndez Ferrín no pudo presentar objeciones a la segunda acta. No importa. Basta con decir que no se acepta la procedencia de Cerdedo porque no está registrado en el libro parroquial: "resulta absolutamente incríble que un meniño de familia coñecida, (…) non fose inscrito no libro parroquial". Sarmiento ya refutó ese argumento: "me desconsuelo palpando el poco cuidado que hay con semejantes libros preciosos (…) en algunos lugares o no los hay o están deshojados". Y también lo hizo Rodríguez Fraiz cuando nos explicó que el padre de Sarmiento tampoco aparece en los libros de Cerdedo, en donde fue bautizado.

Méndez Ferrín concluía sus Espellos de manera categórica, como los había iniciado, y sin hacer caso de pruebas ni documentos: "O Padre Sarmiento, O Gran Gallego, nasceu certamente en Villafranca do Bierzo". A la vista de las actas esa posición es insostenible.

Las actas señalan que Sarmiento dijo al abad Lardito que era natural de San Juan de Cerdedo, lo que hace inverosímil que entregase una partida de bautismo en Villafranca. Las actas indican que Anselmo Avalle, el monje que habló del nacimiento berciano, sólo vio y manejó (como él mismo decía) los abolorios, es decir la información de vida y costumbres de sus padres y abuelos. Pero no la partida de bautismo, que en realidad nunca mencionó. Por eso ha envejecido el papel y la tinta que los investigadores hemos gastado en vincular a Sarmiento y Villafranca, que hoy sólo puede sustentarse con el olvido de la metodología histórica y apelando a la tradición, a la rutina, al sentimiento y a los intereses localistas.

Seguramente Sarmiento tenía sus razones para no revelar en sus escritos el lugar de su nacimiento y de su bautizo. Y acaso Anselmo Avalle también tuvo razones –no documentos escritos– para decir que había nacido en Villafranca. Pero no les podemos hoy preguntar por esas razones. Lo único que hoy podemos decir es que, a la vista de las actas de su toma de hábito y su profesión, el Padre Sarmiento es natural de San Juan de Cerdedo.