La incógnita de un destino para el “Poseidón”

El narcosubmarino que apareció en la ría de Arousa continúa aguardando un destino en una nave del Puerto de Vilagarcía

Dos enormes grúas introdujeron al "Poseidón" en una nave del Puerto de Vilagarcía.

Dos enormes grúas introdujeron al "Poseidón" en una nave del Puerto de Vilagarcía. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

A. G.

Era la mañana del 13 de marzo cuando un mariscador de Cambados se encontraba con una quilla al aire. El hombre no lo sabía en ese momento, pero acababa de descubrir un narcosubmarino de más de veinte metros de eslora, de casco en fibra de vidrio, una gran flotabilidad y que se sospecha que atravesó el océano Atlántico con unos 5.000 kilos de cocaína en su interior. La embarcación, que habría sido bautizada por los narcotraficantes como “Poseidón”, permanece todavía en depósito en una de las naves del Puerto de Vilagarcía, a la espera de que se decida su futuro.

Aunque en un momento se barajó la posibilidad de que fuese utilizado por la Guarda Civil como banco de pruebas, lo cierto es que gana enteros la posibilidad de que acabe siendo desguazado después de aprovechar lo poco aprovechable que pueda tener este engendro en su interior, es decir, alguna parte del motor. Su predecesor, el narcosubmarino localizado en la ría de Aldán a finales de 2019, permanece en exposición en el museo de la Policía Nacional de Ávila, un destino que se antoja complicado para el engendro de 23 metros de eslora que se guarda en las naves del Puerto de Vilagarcía.

La aparición del “Poseidón”, que ofreció mucha información a los investigadores pero que todavía guarda muchas incógnitas, fue posible debido a un error de cálculo de los narcotraficantes, que erraron al hundirlo frente a las costas gallegas. Una bolsa de aire hizo que parte de su quilla flotase y las mareas hicieron el resto, adentrándolo en el interior de la ría de Arousa hasta que acabó encallando en el fango a la altura de Vilaxoán. Los agentes estuvieron durante semanas tomando todo tipo de pruebas y recogiendo muestras para tratar de identificar a la organización que fletó el submarino, datos que no llegaron a trascender. Lo que sí ofreció fue mucha información sobre este método de navegación y la capacidad de carga y desplazamiento con la que cuentan los narcos cada vez que apuestan por este transporte.

Su coste podría rondar el millón de euros y parece que sufrió una ampliación en la proa antes de enfilar hacia España. La investigación también arrojó que pudo ser utilizado en más de una ocasión en Sudamérica, antes de iniciar el viaje sin retorno que lo trasladó hasta las costas gallegas. También se sospecha que su aparición estaría relacionada con la aparición de dos narcolanchas en las playas de Ribeira unas semanas antes. Durante su navegación tuvo que repostar unas tres o cuatro veces para surtir de combustible a los dos motores de 200 caballos de potencia que lucía en su proa, y que convertían el interior de este zulo navegable en un habitáculo prácticamente inhabitable.

Su aparición refuerza la sospecha que, desde hace mucho tiempo, vienen denunciando desde la Fundación Galega contra o Narcotráfico, la de que estos “engendros” están siendo utilizados para introducir droga en las costas gallegas. El uso de batiscafos es muy habitual en las zonas del Pacífico, para introducir la cocaína en Estados Unidos, interviniéndose con relativa frecuencia este tipo de embarcaciones.

Más medios

Otra de las cuestiones que la FGCN reclama después de cada una de las intervenciones policiales es que se refuercen los medios de lucha contra el narcotráfico en Galicia y que esta lacra forme parte de la agenda política.

Llevan mucho tiempo insistiendo en que todo apunta a que está entrando una gran cantidad de droga por las costas gallegas, ya que se ha detectado una caída en el precio de la misma. Ello puede deberse a la existencia de una sobreproducción en los países de origen que obliga a las redes criminales a intentar introducirla en Europa de la forma que sea. Los narcosubmarinos son quizás una garantía de éxito, al ser prácticamente indetectables por su forma de navegar, siendo destruidos una vez que cumplen su función. De hecho, desde la FGCN se alerta de que el uso de estos artefactos submarinos no sea un hecho extraordinario precisamente.

Artefactos destinados a transportar droga

Era la primera vez que aparecía un batiscafo destinado a transportar droga en la ría de Arousa, pero este tipo de “armatostes” no resultaban desconocidos para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Durante la lucha contra el narcotráfico en los últimos años se han encontrado hasta en otras tres ocasiones con artefactos similares, capaces de navegar entre aguas para ser prácticamente indetectables por los radares o desde el cielo. La primera vez que se localizó un batiscafo fue el 13 de agosto de 2006, entre la playa de Liméns, en Cangas, y las islas Cíes. Ese batiscafo se había construido a escasos kilómetros de ese lugar y había salido a la búsqueda de la nave nodriza para recoger la cocaína. El batiscafo se acabó hundiendo tras ser abandonado por la tripulación y la policía acabaría deteniendo a seis personas por aquello, siendo condenados a tres años y nueve meses de prisión. La segunda ocasión se remonta al 24 de noviembre de 2019, cuando se localizó un narcosubmarino en la ría de Aldán con tres individuos a bordo, uno de ellos gallego. De nombre “Che” había salido de Brasil 27 días antes y venía siendo controlado en el Atlántico. La odisea protagonizada por los tres individuos, que encontrarían el respaldo de cuatro personas en tierra, acabaría con una condena de 13 años y medio de cárcel y sirviendo de inspiración a la serie “Operación Marea Negra” de Amazon Prime. Más reciente fue la aparición de una narcolancha en Vilanova, la “Climax II”, menos de un año después. A tres individuos no se les ocurrió mejor decisión que intentar subirla en un remolque más pequeño que la embarcación en pleno puerto de Vilanova de Arousa. La idea acabó con los tres detenidos ya que el tremendo ruido que hicieron despertó a medio casco urbano, movilizando a la Guardia Civil. Los tres han sido condenados recientemente a dos años de prisión por un delito de contrabando.

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