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mirador de lobeira

Proteger Areoso

Los Gidoiros han entrado en la UCI con un pronóstico complejo a la espera de cómo reaccionen ante el paso del invierno, tiempo en el que es la presión atmosférica más que la turística la que actuará sobre ese semoviente espacio situado frente la espectacular Illa de Arousa.

Hace años que esta lengua de tierra se fractura, en un irreversible proceso de desintegración. El riesgo de que sucumba es francamente cierto si las medidas adoptadas por la Xunta llegan tarde o son demasiado blandas.

Areoso y Pedregoso conforman un archipiélago singular en medio del Atlántico, podría decirse que único, exclusivo. Una maravilla de la naturaleza que se merece un trato más exquisito que el que recibió en los últimos años.

Cuenta con una orografía excepcional en la que el contraste forma parte de su identidad: de una parte una blanquísima lengua dunar de arena fina; y de otra una formación de cantos rodados de idéntica belleza, un don que se puede perder si no se adoptan medidas drásticas, de igual calado que cuando se aplicaron al crear el Parque Nacional de las Illas Atlánticas.

Preservar este espacio es una obligación de todos, sobre todo porque es un legado para las generaciones futuras que tienen el mismo derecho que las actuales a disfrutar de un tesoro como el que guardan los dos islotes desde tiempos prehistóricos, no en vano son conocidos como las islas de las mámoas, un yacimiento que también está en peligro.

Tanto por su belleza sin par como por los vestigios que todavía perviven urge tomar medidas como las que acaba de anunciar la Consellería de Medio Ambiente para acabar con la presión turística en verano.

Y, aunque ya sea algo tarde, pues el archipiélago está herido de muerte desde hace algunos años, si es una buena noticia que se adopten medidas contundentes y drásticas en estos momentos para evitar que ya en Semana Santa y luego en verano vuelva a haber avalanchas que supondrían la estocada final a este espacio.

Sin duda siempre hay damnificados ante una decisión como esta y que las empresas que gestionan la promoción de este espacio van a verse obligadas a pergeñar un nuevo modelo de negocio alrededor de Areoso.

También las mariscadoras deberán tener en cuenta la fragilidad de este terreno, para que entre todos llegue el día de su total recuperación, si todavía es posible.

Reducir a cincuenta las visitas es un primer buen paso, aunque para algunos pueda parecer escaso y apuesten por la prohibición absoluta al menos durante unos años. Hasta que sane.

Pero al menos va a garantizar un somero control de todos los que entran y salen, cómo se comportan en el terreno y si cuidan o no sus recursos, incluidas piedras, conchas y vegetación; o su fauna única.

Entre todos debería ser posible recuperar este degradado espacio. Seguro que hasta las mareas volverán a su cauce y girarán con el cuidado necesario para que esa hermosa lengua de arena y redondas piedras siga formando parte del paisaje de A Illa de Arousa.

Lo importante es que cuanto antes, Areoso y Pedregoso salgan de la UCI para que en un tiempo prudencial pueda recuperarse el privilegio de volver a visitarlas en planta, con respeto, en este espacio único en Galicia y del mundo.

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