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Así planea Cambados acabar con las inundaciones en dos de sus "puntos negros"

Samuel Lago sostiene que el mejor remedio contra las riadas en Corvillón es abrir el cauce fluvial

Una inundación en el entorno de la plaza de abastos y de la cofradía de pescadores, en enero de 2020 Noe Parga

El Ayuntamiento de Cambados busca soluciones para las riadas que históricamente se han producido en dos “puntos negros” de la localidad en momentos de lluvias muy intensas, como son el paso del río de A Ucha por Corvillón, o la calle Carreira y el entorno de O Pombal. Se trata, en ambos casos, de planes en fase larvaria, pues el alcalde, Samuel Lago, advierte de que se trata de actuaciones enormemente costosas y que en algún caso exigirán un diálogo paciente con los vecinos afectados.

Calle Carreira

En la calle Carreira hay un problema de falta de pendiente y de capacidad de la red. Esto provoca que en determinados momentos, una tromba de agua pueda ser suficiente para hacer colapsar el sistema en dicho vial y en el entorno del área deportiva de O Pombal. Por ello, los técnicos plantean la necesidad de actuar en las redes de evacuación de pluviales, separando estas de las fecales allí donde sigan teniendo una canalización única; y aumentando la capacidad de la tubería, para que no sature con tanta facilidad como lo hace ahora.

Esta actuación también serviría para corregir en la medida de lo posible el déficit de pendiente actual, ya que el terreno en esa parte de Cambados es muy plano. Esta circunstancia dificulta el desagüe, sobre todo cuando las lluvias fuertes coinciden con la marea alta. “Es una obra que tiene una cierta dificultad”, advierte Samuel Lago, regidor y responsable de la Concellería de Obras.

El alcalde sostiene que esta actuación en la calle Carreira forma parte de un plan de saneamiento muy ambicioso, que contempla otras obras en lugares como Covas de Lobos, Fornos y Tragove. El Ayuntamiento está trabajando en la redacción del proyecto, y lo presentará a una de las convocatorias de los fondos europeos Next Generation en busca de la financiación necesaria.

Samuel Lago, el pasado viernes en el punto limpio de Cambados INAKI ABELLA DIEGUEZ

Río de A Ucha

Otro punto en el que pretende actuar el gobierno municipal es el río de A Ucha, que atraviesa la parte baja de la parroquia de Corvillón y que desemboca en el entorno del estuario de A Seca. En este caso, el problema es que hace décadas el río se canalizó y se enterró, “y hay un pequeño tramo en el que se forma un cuello de botella”, explica Samuel Lago.

El alcalde consultó con Augas de Galicia las posibles soluciones a este foco de anegamientos, pero los técnicos de la Xunta de Galicia lo tienen muy claro en este caso: lo mejor sería abrir el cauce del río allí donde vaya canalizado y enterrado, y dejarlo a cielo abierto. Una solución idílica desde el punto de vista técnico y teórico, pero que sobre el terreno podría no ser bien aceptada. “Esa propuesta genera cierta oposición vecinal”, admite Lago.

La razón es que al ir el río bajo tierra, los vecinos aprovechan más el suelo, de modo que hay gente que tendría que renunciar a una parte de las parcelas que llevan disfrutando desde hace décadas si hubiese que abrir el río. Samuel Lago asume que es un conflicto que exigirá mucha mano izquierda, pero sugiere que, “si queremos solventar las inundaciones en ese punto, no va a quedar más remedio que abrir el cauce”.

El alcalde apunta que el estrechamiento que provoca de cuello de botella actualmente se produce en un tramo de apenas 50 metros. Esta circunstancia motivó que en 2020, la Xunta de Galicia declarase el río de A Ucha como una zona de alto riesgo por inundaciones.

A Chileta

Hay un problema similar en el entorno de la avenida de Vilagarcía debido a que hace ya tiempo se canalizó y enterró el modesto arroyo de A Chileta. Pero en épocas de lluvias muy intensas, el arroyo crece considerablemente, y la tubería con la que fue canalizado se queda pequeña. Sin embargo, en este caso la solución es casi imposible a corto o medio plazo, pues hace tiempo se construyó al menos una vivienda sobre el cauce entubado.

A mediados de enero de 2020 se produjo una grave riada en esta zona. El agua desbordó del arroyo y bajó convertido en un violento torrente de barro hacia la carretera comarcal de Vilagarcía a Cambados. Cruzó el vial y anegó bajos y viviendas en la calle Carreira, a decenas de metros de distancia.

Otros puntos de Cambados donde se producen anegamientos con cierta frecuencia son el tramo final de la calle Príncipe (frente al Parador), el entorno de la plaza de abastos, Catro Camiños, la Praza do Concello o la carretera PO-9501, en Oubiña. El plan de actuación en caso de inundaciones, ya aprobado en Cambados, también advierte del riesgo existente en la depuradora de aguas de Covas de Lobos, en el río Umia, en la gasolinera de la vía rápida, y en dos negocios situados cerca del Umia, un taller mecánico y una conservera.

Aprobado el plan de actuación en inundaciones

Cambados ya dispone de un plan municipal de actuación en caso de inundaciones. Se aprobó automáticamente de forma definitiva porque no se presentaron alegaciones tras la aprobación inicial en el pleno de agosto y la posterior exposición pública. El municipio cambadés está obligado a contar con este documento porque la Xunta de Galicia le ha asignado un riesgo medio de anegamientos por el río Umia. Por este motivo, también deben tener un plan de estas características concellos como los de Vilanova, Ribadumia y Meis.

En los documentos de Cambados se apunta que la ribera del Umia es una de las zonas con más riesgo de inundación, de ahí que se incida en la importancia de preservar sus riberas de edificaciones u otro tipo de barreras humanas. En efecto, la mano del hombre está detrás en muchos casos de las inundaciones. Estas pueden producirse por una conjunción de factores, naturales o no. Entre estos últimos se encuentran los errores de cálculo, como los cometidos en su momento por ingenieros que encapsularon en estrechas tuberías arroyos de escasa entidad en verano, pero que en un día de tormenta multiplican por muchos enteros su caudal.

También se han cometido muchos desmanes urbanísticos, ya sea por desconocimiento o pura ambición, construyendo en las zonas de crecida de los ríos o directamente sobre ellos. El ser humano podría igualmente prevenir las riadas, al menos en parte, siendo más previsor y manteniendo en buen estado de limpieza las cunetas y las arquetas de recogida de pluviales. Estas labores de mantenimiento son especialmente importantes a las puertas del otoño, cuando muchas tragantes están bloqueadas por kilos de polvo, basura y las hojas de los árboles.

La gravedad de estos episodios también podría reducirse con un dimensionamiento adecuado de las redes de captación y evacuación de las pluviales. Lo primero es que estén separadas de las tuberías de fecales, y en segundo lugar han de ser lo bastante anchas para recoger el agua en momentos de lluvias torrenciales. En otras ocasiones, sin embargo, resulta más complicado actuar. El volumen de lluvia es decisivo, evidentemente, en el riesgo de que se produzca una inundación; como también lo es la orografía del terreno. En localidades muy llanas, la evacuación del agua hacia el mar es más lenta.



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