Vecinos, familiares y amigos –al igual que enfermos de cáncer que no quisieron perderse la cita– recibieron esta tarde a Pichi como un héroe en A Lanzada, acompañándolo en el tramo final de su peregrinar.
Completó finalmente 4.830 kilómetros, no los 5.300 que había calculado en un principio, ya que tuvo que ir alterando la ruta a medida que avanzaba desde Noruega.
Lo hizo dando pedales para ayudar a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de O Grove, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad de colaborar con la causa apadrinando algunos de los kilómetros que hizo, a partir de un euro y a través del enlace www.migranodearena.org/widget/pedaleando-contra-el-cancer.
Si lo prefieren, pueden ingresar sus donativos directamente en la entidad crediticia Abanca, con la referencia “Pedaleando contra el cáncer” y la cuenta ES76-2080-5401-5430-4020-3035.
Algunos, quizás por insensibilidad, incompetencia o porque no padecieron cáncer ni tuvieron a nadie cerca que lo padeciera, parecen no ser capaces de entender la proeza que acaba a de realizar Juan Prieto Cacabelos, “Pichi”.
Tanto esos como todos los demás deben saber que este grovense recorrió esos cerca de 5.000 kilómetros a pedales para dar visibilidad a la enfermedad, para arropar anímicamente a los enfermos y a sus familiares y, sobre todo, para recaudar fondos con los que ayudarles.
Una ayuda que se canaliza a través de la delegación en O Grove de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), donde sí saben, al igual que la mayoría de los grovenses y el conjunto de la sociedad, apreciar el esfuerzo realizado por este hombre de 57 años que inició su andadura hace más de 40 días en las tierras de los vikingos noruegos.
Un hombre, dicho sea de paso, que bien se merece un reconocimiento por parte de su pueblo natal, cuyo nombre ha paseado con orgullo, una vez más, por media Europa.