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El fórmula 1 del mar que eligió Arousa para vivir

El “Tokio II” fue uno de los barcos que construyó Japón en 1993 para la Whitbread 60, la actual Volvo Ocean Race

El “Tokio II” se encuentra en el Varadoiro de O Xufre de A Illa recibiendo tareas de mantenimiento. Iñaki Abella

La Volvo Ocean Race es uno de los eventos mundiales más importantes de la navegación, una lucha de embarcaciones de gran porte a vela que tratan de circunnavegar el globo en el menor tiempo posible para ganar una de las competiciones más prestigiosas del mundo. Los barcos que participan son lo último de lo último en diseño para aprovechar de la mejor manera posible las condiciones naturales que ofrece el mar y los vientos. Así se construyó el “Tokio II” barco que, desde hace unas semanas se está retocando en el Varadoiro de O Xufre y que se convertirá, a partir del mes de octubre en un reclamo turístico más para la ría de Arousa a través de la empresa Galgopreto Sailing, con sede en Cabo da Cruz.

El “Tokio II” fue construido a principios de los años noventa en los astilleros de Nueva Zelanda Martin Marine. Su destino era convertirse en uno de los dos barcos que la flota japonesa que participaba en la Volvo Ocean Race (por aquel entonces Whitbread 60) tuviese opciones de victoria. El “Tokio I” era un diseño del conocido Bruce Farr, mientras que el barco que se encuentra en A Illa fue diseñado por John Swarbrick, que introdujo soluciones muy novedosas y revolucionarias para la época en su construcción que lo hacían ideal para una carrera transoceánica por su velocidad y robustez. Con casco de kevlar y muchas novedades en el mismo y en la orza, siendo más rápido en las pruebas que su rival, las presiones políticas y empresariales acabaron decantando la elección por el “Tokio I” que no conseguiría el triunfo final en esa edición pese a estar patroneado por una leyenda de la navegación oceánica como era Chris Dickson. Aún así, acabaría venciendo en tres de las seis mangas que se disputaron.

El "Tokio II" fue construido en un astillero de Nueva Zelanda e incluía muchas novedades para la época

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Tras no conseguir participar en la Whitbread, el barco acabó en Helsinki, donde durante años ejerció como embarcación turística para navegaciones largas, pero también llegó a participar en pruebas de largo recorrido como la Legends Race entre Gotteborg y La Haya. Fue en la capital finlandesa donde sus actuales propietarios, Luis Álvarez y María Talavera lo encontraron y decidieron adquirirlo para que fuese el emblema de su proyecto. Fue adquirido en el mes de enero pasado y vino hasta A Illa navegando desde las frías aguas finlandesas.

“Estábamos buscando una embarcación de estas características para ofrecer algo diferente a la oferta de charters tradicionales que existe en la ría de Arousa, y el Tokio II se ajustaba a lo que queríamos”, explica Álvarez. Insiste en que “nuestra intención es acercar la vela de competición a gente que no tiene esa posibilidad y el Tokio II es perfecto”.

Así nació también Galgopreto Sailing, la empresa que gestionará la navegación a partir del mes de octubre, cuando está previsto que la embarcaciómn se asiente en Marina Cabo da Cruz, lugar en el que “nos han acogido con los brazos abiertos, por lo que estamos muy agradecidos”.

En A Illa, el “Tokio II” se encuentra poniéndose a punto, reparando pequeños problemas en el casco y recibiendo patente para comenzar a navegar por las aguas de la ría de Arousa. “Este es un barco para hacer travesías oceánicas, algo que nos gustaría, pero por el momento, los permisos solo nos permiten navegar hasta doce millas de la costa”. La intención es ampliar esa zona de navegación para el próximo año y poder ofrecer algo muy diferente a la oferta que existe en estos momentos en el interior de la ría de Arousa.

El "Tokio II" es capaz de alcanzar una velocidad de 27 nudos y una ceñida de 28 grados

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De todas formas, tripular una embarcación de estas características “es una auténtica gozada, aquí todo el que va en él tiene que hacer deporte y es muy divertido para todo aquel al que le guste navegar”. No es para menos, la embarcación es capaz de alcanzar los 27 nudos de velocidad y está preparado para alcanzar un ángulo de ceñida de 28 grados.

El barco cuenta con capacidad para una docena de tripulantes, aunque puede navegar con menos. No en vano, “es un barco diseñado para realizar grandes travesías atlánticas, por lo que parte de la tripulación tenía que descansar, así que se puede manejar perfectamente entre cinco o seis personas”, explica Álvarez.

La embarcación tiene una eslora de 18,97 metros, 5,05 de manga, un calado de 3,75 y es capaz de desplazar 14.000 kilogramos de peso. Además, la superficie vélica es de 400 metros cuadrados, lo cual le permite alcanzar esa velocidad punta de 27 nudos al ser capaz de aprovechar al máximo el viento.

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