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Todas las miradas turísticas puestas en la Festa do Marisco

La primera quincena de septiembre avanza por debajo de las expectativas: lluvia e incertidumbre económica, las causas | La ocupación media superó el 90% en las localidades, en parte por el tirón de la prórroga del Xacobeo

Ambiente en agosto en la Rúa Real de Cambados, a continuación de la plaza de Fefiñáns. | // IÑAKI ABELLA

En la Festa do Marisco de O Grove están puestas todas las expectativas para cerrar con broche de oro la campaña turística del verano de O Salnés, aunque la primera quincena de septiembre haya flojeado en las expectativas tanto por las inclemencias del tiempo, con lluvias generalizadas y amenazas incumplidas de temporal, como por la incertidumbre económica que se atisba para el otoño-invierno y que impone ser cautos y estar precavidos.

Aún así, los hoteles han recuperado algo de oxígeno en las últimos días “pues vuelven a reproducirse los picos de ocupación de los fines de semana que ya se daban antes de la pandemia”, explica Beatriz Castro, portavoz de los hosteleros de O Grove y gerente del Con da Garda y de “Alójate Salnés”, un complejo de apartamentos turísticos.

Castro admite que la Festa do Marisco puede coronar una campaña apoteósica en la que el mes de agosto fue espectacular con niveles de ocupación por encima del 95%. “Julio fue algo más bajo, con un 85% y en los primeros diez días de septiembre podemos hablar de un 40 o un 50% de plazas cubiertas”, a pesar de que ha habido diferencias con respecto a otros años.

El sector pudo confirmar un cambio en el comportamiento de los viajeros que han reducido días de estancia “para no renunciar a las vacaciones” y que también han sido más cautelosos a la hora de contratar “extras” en los paquetes vacacionales. Un hecho que se compensó con creces por la avalancha de visitantes, en parte “gracias al tirón que supuso la prórroga del Año Xacobeo”, explica la empresaria grovense.

En suma, un año positivo, que tendrá como remate la Festa do Marisco, lo que supone prolongar otras dos semanas la campaña de O Salnés y en la que se llenan hoteles de la localidad, de la comarca y hasta se reservan plazas en Pontevedra, Vigo o Santiago. Queda en medio la última quincena de mes, que ya se espera al ralentí a la espera de algunos grupos rezagados.

El análisis de Castro coincide en parte con el que realiza el vilagarciano Eduardo Abad, a la sazón presidente nacional de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) y que conoce en profundidad al gremio hostelero por sus vínculos directos con él.

Pero el representante de los autónomos ve muchas luces y sombras todavía y echa en falta, sobre todo, la colaboración de las administraciones locales con un sector cuyos ingresos del año dependen sobre todo de la temporada estival.

“No puede ser que un Ayuntamiento obligue a cerrar las terrazas a la una y media de la madrugada, precisamente cuando el cliente se encuentra más a gusto”, lamenta Abad.

En su valoración de la campaña hace hincapié en las “dos velocidades” que se observan en el turismo de O Salnés en los últimos años; de una parte la representada por Cambados, Sanxenxo, O Grove y A Illa; y por otra las que se corresponden con Vilagarcía, Vilanova, Ribadumia, Meaño o Meis, con una proyección menor.

Brutal transformación de Cambados

El presidente de UPTA elogia sobre todo la transformación de Cambados que califica de “brutal” pues se ha convertido “en un polo de atracción gastronómica”, digno de estudio.

“Cambados tiene mucho que ofrecer tanto en hospitalidad, comodidad o patrimonio, pero hay muchísima gente que la elige por la excelencia de la oferta de restauración”, admite Abad entusiasmado por la buena cocina y la excepcional relación “calidad-precio”.

También habla maravillas de la propuesta que este verano se llevó a cabo en A Illa de Arousa con más de una quincena de “chiringuitos” que ofrecieron al público una cocina excepcional, basada sobre todo en productos frescos y autóctonos.

Un triángulo que se completa con O Grove que a su juicio conserva todavía el toisón “pues es idiscutible que allí se encuentran muchos de los mejores cocineros de la comarca, de la provincia y también de Galicia”.

Una localidad que a finales de mes volverá a demostrar su fortaleza con una recuperada Festa do Marisco que captará a decenas de miles de visitantes durante los quince días de celebración.

Sus fogones se han convertido en la locomotora turística del otoño, pero que también ha requerido de actividades complementarias para rellenar los tiempos de ocio que exigen quienes acuden de vacaciones a O Salnés.

“Cambados ha realizado una oferta cultural brutal durante este verano que ha atraído a miles de personas que buscaban un aliciente añadido a la playa y la buena cocina”, explica el presidente de UPTA quien también felicita a O Grove por mantener una traza semejante.

Entiende que en Vilagarcía faltó ese apoyo tan directo e incluso llega a considerar como irrelevante la programación de San Roque.

Un bolsa de empleo estival para cubrir la demanda

La falta de personal en hostelería ha sido el otro gran hándicap que tuvo que sortear el sector durante este verano. Beatriz Castro de O Grove admite que se sufrió una escasez de personal, tanto que “hubo restaurantes de referencia en la localidad que cerraron días para poder cumplir con los turnos de descanso obligatorios y otros que a una hora determinada ya no reservaban mesas para los clientes al no poder atenderlos”. En su opinión, la falta de candidatos para trabajar en hostelería, o en la vendimia, es consecuencia directa “de las muchas ayudas existentes o la economía sumergida que permite que completen un buen salario con algunos trabajos extra”. Pero esta apreciación es justo la contraria a la que percibe Eduardo Abad, presidente de UPTA. A su juicio, la falta de personal es consecuencia de una mala planificación de las administraciones que deberían crear con tiempo una “bolsa de empleo” para atender esta demanda de personal de hostelería y turismo en verano. “En Galicia hay profesionales procedentes de importantes Escuelas de Hostelería con los que se debería contar, pero también es posible recurrir a los camareros y cocineros de provincias que en verano quedan vacías y cierran bares y restaurantes”. Considera Abad que incrementar en unos 300 euros el sueldo de un empleado de hostelería durante el verano podría ser un buen incentivo. “Hay establecimientos que pagan un salario base de 1.400 euros netos en verano y no tienen falta de camareros”, resume.

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