El edificio del antiguo hotel Moderno, para muchos una de las joyas arquitectónicas más importantes del siglo XIX en Vilagarcía, sigue pendiente de rehabilitación. Mejor dicho, la misma, iniciada en 2020, está paralizada desde hace nueve meses, de ahí que la problemática situación que rodea al emblemático inmueble amenace ahora con enquistarse.
Sobre todo porque la empresa promotora, Hermanos Mondragón Paz, ha dicho basta y ordenó desmontar algunos de los elementos por los que sigue pagando un importante alquiler mensual.
“Los costes se han disparado y seguimos a expensas de que el Concello de Vilagarcía nos dé la autorización para seguir con el proyecto; como no lo hace, hemos decidido empezar a desmontar andamios, grúa, material de seguridad y otros servicios de alquiler similares por los que pagamos un dineral cada mes”, manifiestan en la constructora.
El inmueble, que hace décadas acogió también la sede del banco Hispanoamericano, empezó a ser recuperado hace un par de años en base a una licencia para “rehabilitación y ampliación” para “bajo comercial y nueve viviendas”, la cual le fue concedida en junio de 2012, momento en el que se efectuaron importantes trabajos para asegurar la estructura y evitar que se desplomara.
Justamente una década después, este edificio ubicado en la intersección de las calles peatonales Valentín Viqueira, Romero Ortiz y Rey Daviña vuelve a ser noticia, pero esta vez porque amenaza con convertirse en un armatoste capaz de afear el centro urbano de la ciudad.
Y eso a pesar de tratarse de un edificio amparado por Patrimonio e incluido en el catálogo municipal de Bienes a Conservar de Vilagarcía.
“Lamentamos mucho esta situación y somos los más perjudicados por la tardanza, al igual que los más interesados en completar la obra cuanto antes, por eso insistimos en que todo esto se debe a una postura del Concello que no podemos compartir”, sostienen en la empresa.
Reconocen errores
Y eso que la promotora reconoce que, “por causas de fuerza mayor, se modificó levemente el proyecto original, pero en vez de apercibirnos, pedirnos explicaciones y comprobar que todo se ajusta a la ley, lo que hizo el Concello en noviembre pasado fue parar la obra, sin más”, lamenta.
Lo que quiere decir es que “paralizar a las primeras de cambio no tiene sentido, puesto que el aparejador del Concello solo tenía que comprobar que cumplimos la ley, y los dirigentes municipales tendrían que actuar con cintura política para sacar adelante una obra tan importante como esta”.
Costes disparados un 40%
Al no hacerlo así se ve amenazada la continuidad de la obra, ya que “los costes se han disparado un 40%, y aún consiguiendo el permiso municipal para seguir, tendríamos que volver a negociar con proveedores de ventanas, puertas y todo tipo de material, puesto que los contratos que teníamos ya no sirven”.
Tanto es así que “incluso nos cancelaron el de la cubierta de cinc que teníamos prevista”, argumenta la empresa.
Las mismas fuentes sugieren que “el Concello, sin previo aviso, decidió paralizar la obra porque no entendió las modificaciones introducidas y no quiso asumir que en una obra de reforma, rehabilitación y ampliación de esta envergadura, en un edificio tan importante como este, siempre pueden surgir complicaciones”.
Por ejemplo, “los errores cometidos por el arquitecto en el proyecto inicial y que, cuando se hizo el vaciado, nos encontramos con cosas tan inesperadas como que el edificio de al lado invadía nuestra parcela, además de hacerse necesario un cambio de enfoque a la cubierta”.
Aún reconociendo todo esto, y asumiendo su responsabilidad, la promotora esgrime que “el Concello debería haber entendido que siempre pueden ser necesarias modificaciones, y en lugar de hacerlo decidió parar la obra, sin más”.
Desde junio
Lo peor, asevera la promotora, es que tras aquella paralización de noviembre “nos dijeron que lo agilizarían todo cuando consiguiéramos el visto bueno de Patrimonio, y tras lograrlo, presentamos el nuevo proyecto a principios de junio, pero no sirvió para reactivar el expediente y seguimos de brazos cruzados”.
Al referirse a esta obra, que tendría que haber terminado la pasada primavera, la empresa insiste en que no demanda del Concello “ningún trato especial, pero sí que nos apoyen acelerando el proceso para sacar adelante un proyecto tan complicado que, insistimos, respeta escrupulosamente la legalidad”.
Dicho de otro modo, que “no podemos seguir perdiendo dinero mientras esperamos a que un funcionario quiera hacer su trabajo o regrese de sus vacaciones; por eso pedimos al Concello que para solventar este problema se dé la misma prisa que para crearlo”.
En definitiva, que desde Hermanos Mondragón Paz, “garantizamos que se cumple la ley y tenemos la autorización de Patrimonio, por lo que es el Concello de Vilagarcía el que mantiene paralizada una de las obras de rehabilitación más importantes de la ciudad”.