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"El exterminio de la población indígena masculina fue muy efectivo en Uruguay"

El instituto Asorey de Cambados acoge una charla de la científica Patricia Mut

Patricia Mut, ayer en el instituto Francisco Asorey, de Cambados. | // IÑAKI ABELLA

Los llamados test de ancestros están de moda. Con una pequeña muestra de saliva, una persona podrá conocer de dónde proceden sus orígenes familiares. Cuestan por término medio entre 90 y 200 euros, y hay quien los regala por Navidad. Para mucha gente, sin embargo, son algo más que un capricho o un obsequio original, pues son la puerta que les permite conocer más de sí mismos y de su identidad. “Mucha gente acude a nuestro laboratorio para resolver sus incertidumbres y sanar las heridas que dejó en ellos la colonización”, afirma la investigadora antropológica uruguaya Patricia Mut Badía, de ahí que en su laboratorio universitario de Montevideo presten este servicio de forma gratuita.

Patricia Mut estuvo ayer en Cambados, para dar una charla en el instituto Francisco Asorey sobre qué dice la genética de los antepasados de cada uno. Mut forma parte del departamento de Antropología Biológica de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.

Ha pasado los últimos meses en Galicia, pues está realizando su tesis doctoral en el equipo del científico Ángel Carracedo, uno de los mayores expertos internacionales en genética. En su proyecto, Mut está analizando los cromosomas de varias personas cuyos ancestros por vía paterna fueron indígenas para compararlos con el ADN de otras poblaciones ancestrales de América, y reconstruir así, “la historia demográfica a través de la genética”.

América fue el último continente en ser poblado por el ser humano, salvo la Antártida

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La biblioteca del Asorey ha llevado a cabo durante este curso diferentes actividades relacionadas con la ciencia, y la charla de Patricia Mut de ayer se inscribe en este programa. La científica explica que estudios genéticos como los que están realizando en Uruguay sirven para avalar hipótesis de la historia, como la de que la colonización de su país fue especialmente violenta. Cuenta, por ejemplo, que en un trabajo con 70 voluntarios, “que estaban convencidos de que tenían ancestros indígenas por vía paterna, solo cinco de ellos los tenían”. Este dato puede explicar, por una parte, que “el exterminio de la población indígena masculina en Uruguay fue muy efectivo”.

Dato que contrasta con el de que un tercio de los uruguayos sí tienen ascendencia indígena por vía materna (porcentaje que llega al 64 por ciento en poblaciones del Norte del país), lo que indicaría que en una sociedad eminentemente desigual y machista, como era la del periodo colonial, las relaciones entre una mujer europea y un hombre indígena eran casi imposibles, pero sí eran habituales entre los varones europeos y las mujeres indígenas.

Patricia Mut también ha secuenciado el ADN de restos humanos obtenidos en yacimientos arqueológicos de entre 2.000 y 3.000 años de antigüedad, que ya han permitido conocer algunas de las vías de entrada de los seres humanos a lo que hoy es Uruguay. Así, se han hallado hasta dos linajes diferentes procedentes del Amazonas, llegados en momentos diferentes, así como de poblaciones de la Pampa y la Patagonia, al sur del continente.

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