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Rosa con algunas de sus tortillas, en su pequeña cocina.M. Méndez

22 años haciendo hasta 50 tortillas al día en apenas 6 metros cuadrados

Tras desafiar a la muerte, sus tortillas de patata siguen siendo una tentación

Rosa María Nogueira Carballo es una de esas hosteleras que son parte de la historia viva de Vilagarcía. Y no solo porque regente un pequeño bar en la calle A Baldosa desde hace más de dos décadas, el Mareas Vivas, sino porque las suyas son, para muchos, “las mejores tortillas del mundo”. Y las hace en una cocina de apenas seis metros cuadrados.

Claro que hay tortillas para todos los gustos, y puede que a algunos no les agraden las del bar Mareas Vivas, que es como se llama el negocio que regenta Rosa María Nogueira Carballo. Pero algo tienen “las tortillas de Rosa”, como las llama todo el mundo, cuando llega a elaborar hasta medio centenar en una sola mañana.

Rosa Nogueira preparando tortillas que le encargaron para llevar a la playa. | // M. MÉNDEZ

Y no solo las hace “para llevar”, sino también para poner como pincho con la consumición de cada día, junto con fabada, callos u otros platos de cuchara y tenedor.

Cierto es que incluso podría vender muchas tortillas más, ya que los pedidos no cesan. Pero como tiene una cocina de apenas seis metros cuadrados, llega un momento en el que sus fogones no dan para más, por lo que debe decir a sus clientes que no puede ser.

Al borde de la muerte

Lo hace tras superar de forma milagrosa un grave problema físico que a punto estuvo de acabar con su vida, hace solo unos años.

Pero Rosa no solo ha seguido en activo, sino que cada día que pasa cobra un protagonismo mayor dentro y fuera de la ciudad, como se observa en muchos de los comentarios que hacen sus clientes a través de las redes sociales y diferentes plataformas centradas en la gastronomía.

Para mi gusto, tiene que llevar cebolla, pero si a un cliente no le gusta le hago la tortilla sin ella, al igual que las hago, cuando me las piden, con chorizo, con pimientos, queso y de otras muchas maneras

Rosa María Nogueira Carballo . Propietaria del bar Mareas Vivas

Algunos pensaban que no volvería a estar detrás de una barra, y mucho menos, a elaborar tortillas. Pero ahí sigue, dándolo todo y multiplicando su carga de trabajo en esta época del año, ya que cuando llega la temporada de playa son muchos los que le encargan tortillas de patata para llevar, como también calamares, zorza y otros platos que tiene en carta.

La dueña del Mareas Vivas preparando tortillas. | // M. MÉNDEZ

“La verdad es que no me puedo quejar porque a la gente le gustan mis platos y, sobre todo, mi tortilla”, presume, con cierta timidez, esta espontánea y siempre incansable cocinera y camarera, que en pleno verano cierra tan tarde y abre tan temprano que apenas duerme cuatro horas al día.

En Corón, Burgos y Logroño

Esa intensidad es el principal motor de la incombustible hostelera, que antes de abrir el Mareas Vivas, cuando comenzaba este siglo, había estado al frente, durante un lustro, del bar Rodalúas, en Corón (Vilanova).

Rosa empaqueta tortillas en su bar. Detrás, la ventana desde la que se su pequeña cocina.

Antes de eso –de ahí que la experiencia la tenga toda, y mucha más–, ya había trabajado en el hotel El Molino, situado en el desfiladero de Pancorbo, un importante e histórico paso situado en los montes Obarenes, en Burgos (Castilla y León).

Al igual que trabajó en el restaurante Monasterio de Valvanera, situado en Sierra de la Demanda (La Rioja).

Jugosa y con cebolla, como las hacía su madre

Ahora, como queda dicho, es una especialista en tortilla española, sobre todo en la bien jugosa y con cebolla, que es la más característica del conocido como “bar de Rosa”.

Los fogones del Mareas Vivas no dan para más.

Preguntada al respecto, señala: “Para mi gusto, tiene que llevar cebolla, pero si a un cliente no le gusta le hago la tortilla sin ella, al igual que las hago, cuando me las piden, con chorizo, con pimientos, queso y de otras muchas maneras”.

A lo que añade que “el secreto está en el cariño” con el que elabora este plato y, sobre todo, en la receta y/o la forma de preparación, que es la misma que le transmitió su madre, que fue quien le enseñó a cocinar cuando era solo una niña.

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