“Somos criminais-3” arrasa en los auditorios arousanos y el público disfruta con la divertida visión de los tópicos con los que Xosé Antonio Touriñán y Carlos Blanco centran un diálogo que a nadie deja indiferente. Parten ya de que la definición como “criminais” de la pareja se recoge “en el sentido menos criminal da palabra” y a partir de ahí esbozan una forma de ser que a muchos de sus paisanos también identifica.
En el espectáculo analizan toda la casuística sobre la personalidad que atribuyen a los gallegos y se preguntan, en serio, si realmente “tenemos una manera propia de ser y de estar”, lo que obviamente les da mucho juego sobre los escenarios. Es sobre las tablas donde plantean preguntas de profundas raíces filosóficas. “¿Somos diferentes, somos parecidos o somos iguales a los demás?", razonan sin rubor en un análisis que lleva directamente a la carcajada general.
Y de ahí al siguiente paso, el de la conclusión más efectista. Carlos Blanco y Touriñán intentan responder si son ciertos los tópicos que hay sobre nosotros, y si verdaderamente “respondemos a las preguntas con más preguntas”, porque insisten van a explicar si es posible saber si un gallego sube o baja”.
El caso es que Somos criminais-3 se saltó la segunda parte porque, dicen, “estas nunca fueron buenas”.