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La proliferación de algas se convierte en una seria amenaza para la producción de O Esteiro

Las mariscadoras se afanan en limpiar la ensenada de O Esteiro para salvar su producción.

“Nunca, a estas alturas del año, he estado en las playas limpiando algas, y llevo 22 años como mariscadora”. Quien así habla es la presidenta del marisqueo a flote de Vilanova, Maricarmen Martínez, después de una semana en la que las mariscadoras han estado luchando contra la proliferación de “limo”, un alga pegajosa que ha invadido la ensenada de O Esteiro. Su presencia en el interior de esta ensenada, la más productiva de los bancos marisqueros que genera la Cofradía de Vilanova, se ha comenzado a detectar en los últimos años, antes no era ni excepcional, simplemente nunca aparecían en este espacio al que es difícil que las arrastre el mar.

Dejar que esta alga se acabe pudriendo en la ensenada de O Esteiro, un proceso que puede registrarse en el plazo aproximado de una semana, es algo que las mariscadoras de Vilanova no se pueden permitir. No en vano, acabaría provocando una mortandad muy elevada en la producción, en un lugar ya de por sí importante y en el que “llevamos sembrados entre 40.000 y 50.000 kilogramos de almeja que contamos que tenga la talla comercial para la próxima Navidad”.

Por el momento, no se ha detectado mortandad en la producción de almeja que existe en O Esteiro, pero “si no trabajamos en su retirada, mucho nos tememos que acabe ocurriendo, ya que en estos últimos días se han dado las condiciones para ello, calor y sol, no enfría el tiempo, y esas son las mejores condiciones para que prolifere el ‘limo’ y acabe pudriéndose”. Este “limo” que trae de cabeza a las mariscadoras de Vilanova es una alga muy pegajosa y difícil de retirar que siempre se había detectado en playas como O Castelete y Rego de Alcalde, pero nunca en O Esteiro, pero “desde el pasado mes de mayo, rara es la marea en la que no tenemos que limpiar toda la ensenada”. Además, se convierte en un espeso manto verde que va acabando con el oxígeno que necesita la producción, provocando su mortandad si no se elimina a tiempo.

Es por ese motivo que las mujeres se han lanzado a eliminar este manto verde en una zona en la que poca o ninguna colaboración van a encontrar de la naturaleza ya que “el mar aquí no mueve las algas, como nos puede ocurrir en otras playas donde también tenemos este problema”. Toda la semana ha sido de retirar algas, como ocurrió en la jornada de ayer, con un problema añadido, la dificultad de acceso que O Esteiro tiene para los tractores, al tratarse de un entorno con lodo que acaba provocando que la maquinaria se entierre. “Este año está siendo insufrible para nosotras, porque limpiamos una esquina y, al día siguiente, nos sale en la otra, pero no solo en O Esteiro, sino también en otras playas en las que trabajamos”, reconoce Martínez.

Ese esfuerzo se va a mantener en las próximas semanas, mientras se prolongue el problema porque “somos muy conscientes de que nos jugamos mucho y que si no lo evitamos, podemos perderlo todo”.

En toda esta lucha que mantienen con las algas, las mariscadoras de Vilanova se han encontrado con un aliado, los vecinos. La retirada de algas arrastra un importante problema, el del lugar donde se tiran y se eliminan. A pesar de no encontrarse en época de siembra, muchos vecinos han optado por ceder los terrenos a la cofradía para que arroje en ellos esas algas para ser utilizadas como estiércol. A cambio, la propia cofradía se encarga de labrar la finca. Esa solidaridad es algo que Martínez agradece a los vecinos, ya que “encontramos en ellos el apoyo que, en muchas ocasiones, no encontramos en las administraciones, que no siempre se muestran muy colaboradoras”.

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