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Las carreras de orientación y aventura conquistan Galicia

Uno de los equipos participantes pasa por el sendero litoral de Castrelo. | // IÑAKI ABELLA

El deporte de las carreras de orientación vive un bum en Galicia, y de hecho es la comunidad autónoma española con más federados. Es una disciplina dura, que exige una buena condición física para correr por terrenos escarpados o sin marcar, y aptitudes para saber leer mapas complejos y orientarse en espacios naturales en los que hasta el GPS del teléfono móvil se quedaría en blanco.

Cambados acogió ayer una de estas carreras, aunque con carácter promocional y, por consiguiente, no competitivo. La organizaba la Diputación de Pontevedra dentro de la primera edición de su programa Depo Orienta, y congregó a 200 personas. La actividad despertó tal interés que las plazas se agotaron en un solo día. “El perfil de los participantes son grupos de amigos y familias, tenemos poca gente que compita sola”, afirman en la empresa deportiva Xesta Natureza, que se ocupó de la organización del evento.

Una de las balizas que marcan los pasos intermedios. | // IÑAKI ABELLA

Las carreras de orientación -o de aventura, como también son conocidas- se disputan en espacios naturales. Al comienzo de la misma, los participantes reciben un mapa en el que están marcados una serie de puntos de control. La misión consiste en completar el itinerario y regresar a meta en el menor tiempo posible.

Pero no hay caminos señalizados, ni el auxilio benevolente de algún miembro de la organización. La única herramienta con la que cuentan los participantes es un mapa en el que están marcados los puntos de control. Y antes de llegar a meta deberán pasar por cada uno de esos lugares intermedios, donde un aparato electrónico registrará su paso. En las competiciones profesionales incluso hay tramos en los que es necesario navegar en kayak o salvar una pared montañosa con técnicas de escalada.

Es un deporte que suele gustar a los niños. | // I.A.

Es fácil perderse, aunque si los corredores no son demasiado exigentes consigo mismos y aceptan que lo importante es pasar un buen rato, incluso esos momentos en los que uno es incapaz de ubicarse en el mapa pueden resultar divertidos.

La prueba de Cambados se disputó en torno a la desembocadura del río Umia, en Castrelo. Las dos anteriores del Depo Orienta habían discurrido por la montaña (la primera fue en el monte Galiñeiro, en Gondomar, y la segunda en el Acibal, en Barro), y en esta ocasión los organizadores prepararon para los deportistas un laberinto repartido entre el bosque, algunos viñedos y la senda litoral de Castrelo.

El diputado de Deportes, Gorka Gómez, y un miembro de la empresa organizadora, Xesta Natura, minutos antes de la salida, junto a los astilleros de O Facho (Castrelo) Iñaki Abella

Había tres circuitos, de dos kilómetros y medio, cuatro y siete, y las salidas fueron escalonadas. En el caso del itinerario corto, los más rápidos lograron completarlo en 26 minutos. Los inscritos más avanzados hicieron el recorrido largo en unos 50 minutos, aunque la mayoría de la gente tardó bastante más, hasta llegar a las dos horas y media.

Deporte poco conocido

La orientación ha echado buenas raíces en Galicia. Hay 700 personas federadas, lo que convierte a la gallega en la federación autonómica española con más deportistas. Y recientemente, Galicia acogió la última prueba del campeonato del mundo de la modalidad, que reunió a atletas de élite de una veintena de países, que vagaron durante una semana a través de bosques, ríos y montañas de las provincias de Lugo, Ourense y A Coruña.

Además, el calendario de pruebas es cada vez más amplio (incluso hay una liga gallega), lo que permite ir sembrando una semilla para el futuro en todas aquellas localidades por las que pasan en algún momento los deportistas.

Pese a todo, es una disciplina aún poco conocida por el gran público, que a menudo no sabe si encajar a los corredores de orientación en el atletismo, el “trail running” o el montañismo. Quizás sean un poco de todo eso, pero las carreras de aventura van mucho más allá. En ellas, perderse puede ser un placer. O un martirio.

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